En todas las ciudades de Corea del Norte dominan carteles con imágenes muy coloridas y las sonrisas perfectas de los rostros animados con cuerpos enérgicos son más que visibles. Un extranjero que visita a Pyongyang se queda impresionado por las caricaturas con fines propagandísticos del socialismo, ubicados en las plazas o en las calles principales de la ciudad. Los profesores enseñan a sus alumnos durante las caminatas de forma exhaustiva la importancia de la ideología de la "autosuficiencia" obligando a los niños/as a observar los carteles, ocupados en grandes dimensiones.
Parece ser que no todo se convence entre los habitantes norcoreanos de aquellos carteles que supuestamente traerán la prosperidad y seguridad de los ataques "imperialistas". Los rostros de la mayoría son casi cadavéricos, sacrificándose con horas interminables en el trabajo, pero tienen aquella obligación de mirar esos carteles para agradecer lo que ha hecho el líder con la sociedad norcoreana. Aunque no lo quieran y que sus agotados cuerpos digan que no. Cuando una persona pide una ayuda cualquiera para salvar su vida y la de los demás, el régimen le gira la espalda y miran hacia otro lado. El régimen, en vez de intentar socorrer y asistir a la gente que realmente lo necesitan, ha vivido únicamente durante estas décadas para encantar sus caprichos más personales que todas sus acciones descaminadas harán despertar futuras iras de la mayoría.
Nota: Casi en todas las ciudades, especialmente en la capital, es muy frecuente ver imágenes que incitan la guerra contra los Estados Unidos, su enemigo número uno. Carteles casi idénticas como éstas se expanden ampliamente por el territorio norcoreano.
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