Aunque hay mínimos casos donde las jóvenes norcoreanas se casan con los hombres chinos por motivos afectuosos y sentimentales, la mayoría contraen matrimonio por motivos de conveniencia. Muchas jóvenes toman el matrimonio como último recurso para no ser arrestadas por las autoridades chinas, ser expulsadas a Corea del Norte y ser condenadas a trabajos forzados hasta los días finales de sus vidas. Aunque en principio era un matrimonio de conveniencia, ha habido casos que con el tiempo ha surgido una amistad profunda y respetuosa entre las parejas.
Con la llegada masiva de desplazados/as norcoreanos/as en los últimos años, el control por parte de las autoridades chinas hacia los matrimonios de conveniencia ha crecido de forma abrumadora. Los controles se repiten en un determinado tiempo y en caso de detectar a varias mujeres que conviven en estos tipos de matrimonio, son inmediatamente detenidas y deportadas a Corea del Norte. Una vez llegada ahí, sufren torturas inimaginables y al final son fusiladas o condenadas de por vida a trabajos forzosos. Para evitar que las detengan, muchas corren y esconden en montañas cercanas de las ciudades. Esperan que el huracán del control se tranquilice y si es oportuno, bajan a los pueblos.
En una pequeña ciudad china fronteriza con Corea del Norte, un grupo de 28 mujeres norcoreanas estaban conviviendo hasta que por un control sorpresa tuvieron que ser separadas, muchas corrieron pero 12 de ellas no tuvieron tanta suerte y fueron detenidas. Algunas eran madres con niños que eran menores de edad. Y en otra ciudad fronteriza también hubo un caso similar con la detención de una decena de mujeres norcoreanas. Varios años después, en la actualidad, nadie sabe que ha sido de aquellas mujeres. Si aún están vivas. Si están con sus familias. ¿Y sus esposos chinos? Tampoco se sabe nada de ellos.
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