Una vez cruzada la frontera y andada por el territorio chino, los desplazados norcoreanos no establecen más tiempo de lo permitido en las ciudades fronterizas por posibles represalias. Tienen que moverse a otras ciudades más lejanas de forma más fugaz posible. Como mucho, los desplazados suelen quedar tres días para establecer los siguientes objetivos que han ido planteando durante sus huidas. Muchos son los que abogan ir a grandes ciudades como Pekín, Shangai o Guangdong pero otros prefieren ir a ciudades menos conocidas ubicadas en el interior de China con el fin de evitar controles por parte de las autoridades locales.
Cuando llegan a estas ciudades, muchos tienen que aprender obligatoriamente y de forma fugaz el idioma chino para que no sospechen de sus aspectos. La ayuda de los norcoreanos que ya habían llegado anteriormente es primordial para que los recién llegados puedan integrarse fácilmente en la sociedad china. Enseñan como se deben comportarse y moverse por la ciudad para que no sean detenidos y llevados de vuelta a Corea del Norte. Enseñan que no debe mostrarse al público chino sus miedos y sus temores por sus anteriores vidas. Aconsejan a los recién llegados que ellos deben actuar como si fuesen los actores del teatro: mostrar la mejor sonrisa aunque sus almas estén aún horrorizadas.
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