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5 oct 2016

Las pequeñas salvaciones y los grandes pillajes


 Cada año, casi los treinta mil refugiados norcoreanos que residen en Corea del Sur envían remesas a sus familiares que aún siguen sobreviviendo ahí, en el norte. Según los datos oficiales, cada norcoreano (dependiendo de la situación económica) envía alrededor de unos 500.000 wons (500 dólares americanos) a 1.000.000 wons (1.000 dólares americanos) mediante varías vías hasta llegar a Corea del Norte. Es decir, imaginemos que enviamos 700.000 wons a un primo que reside en Sinuiju. Nos vamos a un banco cercano que también tiene enlaces con el territorio chino, especialmente en la zona de noreste donde está la frontera con Corea del Norte. Ese dinero se enviará a un sucursal de Dandong (situado cerca del río Yalu) o la zona de Yanbian hasta un intermediario lo cogerá en efectivo (en yuanes chinos o dólares americanos), entrará al territorio norcoreano y entregará en persona al destinatario. A simple vista, parece un proceso sencillo para entrar en el sitio más hermético del mundo pero sin una estrategia astuta será difícil hacer ese trabajo.

 La inmensa mayoría de las familiares corrientes norcoreanas sobreviven a base de estas remesas. Desde Corea del Sur, se envían alrededor de 10.000.000 dólares para que muchos no caigan en el agujero de la desesperación. Un asunto que empeoró doblemente con la hambruna del año noventa y la reforma monetaria de 2009. El gobierno de Corea del Sur es consciente de estos envíos pero su reacción ante estos actos es turbado por el dilema moral que hay en ella. Utilizar las leyes para detener esas transferencias hacia la tierra que existe una tensión existente o mirar hacia el otro lado observando de reojo la mirada de auxilio de los que claman socorro. Pero esto tampoco significa que al mandar una cantidad de dinero a Corea del Norte se llegue íntegramente a su destino. Solamente un 70% de la cantidad original ya que el porcentaje restante pertenece a los intermediarios por su "esfuerzo".

 Mientras tanto, dentro del territorio norcoreano ocurre grandes pillajes como el acto que roza el vandalismo por parte del régimen. Cada año, además de saquear de manera escandalosa el ingreso de los trabajadores que están en el extranjero cuyo sufrimiento ya roza lo extremo, recauda una cantidad desorbitada de mil millones de dólares a base de chantaje utilizando a sus funcionarios a realizar actos contrarios al socialismo hacia la población. Ellos entonces se miraran impotentes sin poder reaccionar contra el régimen que siguen vigilando sus movimientos. Al final, las familias norcoreanas pueden sobrevivir a base de la angustia que ocurre todos los días. Y el régimen, con lo recaudado, seguirá con la estrategia de la propaganda y de los armamentos para cavar poco a poco su propio agujero de la decadencia que algún día será un precipicio donde no podrá salir de ella.

30 sept 2014

Rechazar su propia moneda


 Desde que el sistema de mercado se abrió en Corea del Norte después de la hambruna, las mujeres fueron quienes se arrimaban el hombre para sacar adelante a sus familias. Pero dicha práctica se extendió tanto que se convirtió en algo seriamente competitiva. Ya se negocian en distintos puntos del país tener un espacio propio para obtener beneficios económicos por vía rápida. A principio de este siglo aún se aceptaban el won norcoreano pero la estrategia del régimen de reformar sus sistema monetario ahogó más a aquellos trabajadores ya que el resultado que daba era totalmente desastroso y la élite política no hacía nada más que lavarse las manos.

 Cuando produjo la última reforma monetaria en 2009, parecía venir una segunda parte de la pesadilla de los mediados de los años noventa. Muchos han tenido que tirar los billetes antiguos al no ser compatibles con las nuevas. Entonces pensaron: ¿como puedo tener ingresos? Empezando a aceptar yuanes chinos, yenes japoneses o dólares americanos. ¿Es posible eso en Corea del Norte? No de forma visible pero sí. Llega un momento donde los habitantes ya empiezan a desoír las advertencias repetitivas y tediosas del régimen y el flujo de monedas extranjeras parece mucho más activo que nunca. Y actualmente, no solamente en la capital, esos billetes circulan de una manera sorprendente.

 Si se intenta comprar algún producto con un billete de won norcoreano "actualizado", casi todos los comerciantes la rechazarían. Es interesante ver como los ciudadanos de un país utilice monedas extranjeras de países que son "enemigos" para garantizar la supervivencia. Pero los miembros del Partido de los Trabajadores han tomado acción y aunque trate de restringir cortando dicho flujo, la entrada del capitalismo invisible en el país ya es una opción aceptada entre los conocedores del pequeño comercio. Y parece que el retrato de Kim Il-Sung sonriendo en esos billetes formaría parte de la historia dentro de algunas décadas. 

13 mar 2014

Sus ganancias existentes


 Los que trabajaban en el complejo industrial de Kaesong aún no se lo creían. Por su labor iban a recibir de 70 a 130 dólares mensualmente dependiendo de la función. Cada dólar americano equivalía a 100 wones coreanos y dicha cantidad parecía dar una gran estabilidad en sus comunidades familiares. Empezaron en sus nuevos puestos de trabajo, cumplieron con satisfacción todos los encargos y los supervisores estaban contentos ante sus quehaceres correspondientes. Pero a la hora de recibir el salario mensual, solo les dan dos dólares. Piden explicaciones y dicen los que mandan que de su salario base les han descontado el alojamiento, seguros de diferentes tipos, etc. Algunos discrepan pero no lo manifiestan y otros no tratan de poner una cara agobiante y reciben "encantados" los dos dólares.

 Hablan entre ellos e intentan poner la mejor cara posible. "Al menos somos unos afortunados que trabajamos aquí, si estuviéramos en alguna parte del país posiblemente moriríamos de hambre". Pero aún así siguen sin estar convencidos y como acto de rebeldía, intentan afanar de pequeños objetos que hay en el complejo: comida como los demandados alfajores de chocolate Choco Pie o vestidos que quizá su compañera de al lado habrá cosido el día de antes. Al no poder adquirir solamente tres kilos de arroz con los dos dólares americanos, intentan negociar en el mercado de la zona cambiar a 8000 wons por cada dólar. Algunos fracasan en el trato y otros incluso logran subir hasta los diez mil. Mientras tanto, en el bolsillo del régimen, que muy posiblemente financiará en la fábrica de armamentos siendo misiles como prioridad, siguen llegando dólares.

Nota: En los mercados de Corea del Norte cada kilogramo de arroz se vende de 4000 a 5000 wones aproximadamente. 

4 ene 2014

Todo es posible con billetes grandes

Billetes que salieron después de la reforma monetaria de 2009

 Aquella palabra tan condenada como el soborno (o cohecho) ha causado un rechazo general en nuestra historia actual. Los que son acusados de cometer dicha infracción son señalados por el público y si la justicia no era parcial, eran condenados. En Corea del Norte, este tipo de delitos carentes de sangre también se sentencia con penas de prisión dependiendo de gravedad. Seguramente algunos militares de la alta esfera habrán desaparecido por sus compañeros aunque en aquel mundo estas incriminaciones producen cuando hay disputa feroz de poder. 

 En los mercados, en las tiendas, en los restaurantes e incluso en el río Tumen el soborno es omnipresente. Es decir, el que tiene billetes, salen ganando. Los que no tienen nada, están condenados a morir. Por ejemplo, en el cuerpo militar, las excedencias han dependido, hasta ahora, dependiendo de la buena labor de los soldados. Después de la hambruna, la solicitud del cese temporal funciona a base de billetes. Y si son grandes, los días de apartamiento pueden ser numerosos. Cuando todos los habitantes son llamados a laborarse en los campos por orden del régimen, los que disponen de algún billete, lo entregan al encargado y van a un lugar desconocido para descansar y cuando llegan la noche, van a sus casas. 

 Esas prácticas son demasiado comunes en todo el territorio. Sean aldeas o ciudades. Hasta los niños aprenden de los que hacen los adultos y empiezan a jugar a ser el sobornador. Por otro lado, el régimen grita orgulloso de que ellos son seguramente el único (?) país sin corrupción en el mundo. El ego le supera y lo anuncia en todos los medios oficiales del país. Y la población, satisfechos ante la euforia de sus gobernantes, dejan un gesto animado. Y sin saber, algunos de ellos sacarán hoy un billete de 2.000 wones para cohechar a algún funcionario de alguna institución pública para que su solicitud realizada sea resuelta lo más rápido posible. 

20 ene 2013

Polvos blancos, sobornos y wons


 Un hombre de mediana edad que trata de esconder su identidad con su gafas de sol nos revela desde China otra de las pruebas contundentes que el régimen norcoreano trata de recaudar dinero con la venta de heroína. Él no era consumidor de aquellos polvos blancos pero mostraba debilidad y nerviosismo al tratar de explicar un "secreto" a voces. Dichas sustancias eran divididas en pequeñas bolsas plastificadas cerradas herméticamente y sin ningún control estricto en la frontera con China, el hombre pasaba para venderlas a escondidas. "Viajo de mi país a otro sin ningún tipo de problema porque soborno a los militares unos 400 a 500 wons. Ellos, muy agradecidos con el dinero rápido". 

 Desde los años setenta, bajo la segregada dirección de Kim-Il Sung, empezó la venta sumergida de drogas como la marihuana, la cocaína o la heroína a decenas de países. Los férreos seguidores suyos habían sido durante décadas, aquellos desconocidos transportadores de estas sustancias prohibidas. En sus rostros no se mostraban ningún tipo de culpabilidad o contrición porque creían que los órdenes del régimen eran correctos y clementes. Cada año, cientos de millones de dólares son ingresados en el bolsillo de la cúpula elitista de Corea del Norte con este negocio. Cuando preguntó a aquel hombre cuando se tardaba en traer la droga, dijo: "No te preocupes, en dos semanas, te garantizo que te traigo un kilo de heroína. Y la calidad es excepcional". 
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29 nov 2012

Se acerca el invierno


 Las primeras pequeñas bolas de nieve caían desde el cielo nublado en la península coreana y en gran parte de Asia. Los ríos empezaban a ser transparentes pero sólidos por el cambio brusco de la temperatura pero las manos de las amas de casa tenían que recoger agua líquida para lavar la ropa a la orilla del río. Cuando parecían sentir los primeros síntomas de la hipotermia, esas mujeres soplaban con escasas aires cálidas de sus gargantas las palmas de la mano. Y presenciaban el paisaje blanco que hasta hace varios días estaban bosquejados de colores plomizos.

 La inquietud entre los habitantes son repetitivos todos los inviernos. Todos hacían la gran pregunta: "¿Donde está la leña?". Los precios han subido de manera desbocada que muchos emplean conseguirlo con sus propios medios. Un hacha afilada y unas piernas fuertes para aguantar los días eran las únicas herramientas necesarias a los esperanzados. Pero la suerte no corría a sus lados y llegaban con las manos vacías sin que sus familiares pudieran preparar la comida. Entonces piden ayuda económica para conseguir el tuero. Los intentos acaban en fracaso y acaban robando por la noche.

 El carbón tampoco ha estado quieto y ha subido su precio cada año. Cada carro lleno de carbón cuesta alrededor de diez mil wons (aproximadamente tres meses de sueldo de un trabajador normal). Parece que el destino les da las vueltas. Piden asistencia urgente pero no les escuchan. Ni siquiera el régimen central. La nieve sigue cayendo en el principio de los contiguos tres meses de estación gélida. A algunos, por desgracia, les tocará morir de neumonía sin quererlo. La afligida historia se repite durante los últimos meses de año. Una mínima parte de la población haciéndose los felices mientras la mayoría corriendo en busca de protección inmediata.
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21 oct 2012

El 1% y sus caprichos


 ¿Conoce a aquellas admirables personas que ha trabajado de forma consistente durante todas sus vidas y que gracias a ello tiene el merecido bienestar? Personalmente, he conocido a varios y sus méritos son dignos de fascinación y que ahora, gracias a sus esfuerzos viven cómodamente dejando una proporcionada herencia para sus descendientes. Pero no es el caso del uno por ciento de los habitantes norcoreanos que desconocemos la veracidad de sus ingresos ya que la mayoría de ellos son de lazos íntimos del régimen de Corea del Norte. Para entrar en aquel club, se estableció una serie de listas que deben estar en su haber.

 Deben tener como patrimonio un apartamento 300 metros al cuadrado amueblados con diseños italianos y en los salones debe haber ordenadores de marca Samsung y electrodomésticos de la marca LG. Es curioso que la élite norcoreana tenga en sus hogares dichas marcas de origen surcoreano cuando el régimen central publicita diariamente a destruir a los vecinos del sur con armas nucleares de forma exhausta en los medios de comunicación estatal. Sus vehículos deben ser exclusivamente europeos de alta gama como Mercedes-Benz, Porsche o Lamborghini. Si son de mayor tamaño, son mejor valorados entre los vecinos. La "rivalidad" por tener las marcas más lujosas es habitual.

 Un doctor recibe por el estado 5.000 wons como sueldo mensualmente. Mientras tanto, una pareja se apunta al mejor gimnasio de la capital pagando 100.000 wons. Durante las fiestas nacionales, reciben como regalo relojes suizos de renombre. Todo lo mencionado puede ser el principio de los caprichos de la alta sociedad norcoreana sin saber cuales serían sus querencias más extravagantes. Los que estudian esta materia dudan de donde provienen semejante cantidad de dinero para repartirla entre el "grupo". No les importa que haya pasado las inundaciones más expuestos de los últimos años. Para eso están los soldados hambrientos tratando rescatar una vida más. Ellos celebrarán sus particulares fiestas con Hennesseys y whiskys escoceses de nombres desconocidos pero destinados para alimentar el desvarío de hombres de dudosa reputación moral.
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19 jul 2011

Leer tiene un precio


 Si quieres prestar un libro en la biblioteca de tu barrio, tienes la obligación de pagar una pequeña cantidad de dinero. Pero existen aquellas personas que prefieren no pagar y hojean para absorber de manera fugaz todo el conocimiento que transmite un libro repitiéndolo vocalmente en varias ocasiones. En todas las bibliotecas de Corea del Norte, ver un libro prestado tiene un coste de cinco wons y llevarlo a casa se estima más de cinco wons. Parece ser que el hábito de la lectura, aquel momento donde uno entra en un mundo menos monótono por un instante, tiene un elevado coste.

 En cada biblioteca existen aquellos grupos de señoras que pasan el día leyendo novelas. Pero para no pagar el coste del préstamo, ofrecen a los bibliotecarios una pequeña cantidad de comida preparada hechas por ellas mismas. Los “trabajadores del libro”, en vez de exigir dinero, aceptan comida sin decir nada en absoluto para evitar problemas mayores. Algunos incluso agradecen de la comida y lo guardan para dárselo posteriormente a sus familiares. 

27 jun 2011

Los desplazados (Parte 14: El soborno)


 En la imagen se ve a una mujer norcoreana y su pequeña hija tratando de escapar de los controles de los soldados que intentan impedir su derecho de salir del país. La niña empieza a llorar y su madre sigue forcejeando con los soldados. Hombres, mujeres, niños, niñas y gente de avanzada edad que cada día que escapan en grupos intentan borrar su identidad original y fingir una persona que ellos han inventado por obligación y por las circunstancias. Aún así, son descubiertos y deportados a Corea del Norte a la espera de ser juzgado y condenado a muerte o al sufrimiento "eterno". Ellos gritan: "No soy norcoreano, no soy norcoreano". 

 La mejor alternativa para eludir la deportación es el soborno. Pero este acto no es permisible para todos los desplazados norcoreanos ya que uno tiene que disponer en su bolsillo la estratosférica cantidad de 30.000 wons, aproximadamente un año de sueldo de un trabajador normal norcoreano. Aunque en realidad, más de la mitad de los trabajadores no suelen llegar a ganar esa cantidad. Había un caso que un desplazado, que se escapó del país pero que fue descubierto, gracias a sus familiares, pudo pagar su precio de la "libertad" por esa cantidad. Pero esto ha sido uno de aquellos casos excepcionales e hipotéticos. La realidad es que cientos de personas, sin distinción de edad y sexo, se colisionan con la muerte habitualmente.  

23 abr 2011

El mercado (Parte 14: Cuestión de intereses)


 En enero de 2004, el régimen fijó los intereses del préstamo del Banco Nacional de Corea del Norte en 20% en un plazo de seis meses. Pero poco a poco, en el mismo año, durante los meses de marzo y abril, el régimen ha recortado silenciosamente los plazos de seis meses a tres para devolver el préstamo con el mismo porcentaje de interés. Cada habitante norcoreano, al prestar dinero del Banco Nacional, tiene que devolver con la dicho porcentaje en el mes siguiente. Sin duda una cifra elevadísima para la mayoría de población que  desconoce completamente el funcionamiento básico de los bancos y del mundo de las finanzas. A parte de esto, a estos préstamos, sólo son accesibles aquellas personas que demuestren que tienen un poder adquisitivo elevado. 

 Antes de la numerosas reformas económicas (la más importante aprobada por "unanimidad" en 1 de julio de 2002) que ha hecho el régimen, cada dólar equivalía a 200 wons. Pero después de la reforma cada dólar americano equivalía a 1.800 wons. Una cifra estrafalaria que el régimen aún no consiguió controlar su estabilidad y que cada día está poniendo en peores condiciones a gente común norcoreana. Estos dólares americanos son billetes que están totalmente prohibidos circular dentro del territorio norcoreano. Si algún fiel trabajador al régimen detecta un billete de estos entre la población, aquel grupo de personas son detenidos y llevados a sitios desconocidos y sometidos a trabajados de reeducación acusados con el delito de "infidelidad de extrema gravedad al modelo socialista" y por "fomento al imperialismo" en el territorio norcoreano. Estos sucesos ya han ocurrido en varias ocasiones en Corea del Norte y todo el proceso de detención se realiza en el más absoluto silencio. 

 Nota: Los dólares, aunque son prohibidos, se circulan en las ciudades fronterizas con China como Sinuiju o en las ciudades principales como Pyongyang, Haeju o Sariwon.  

9 abr 2011

El mercado (Parte 6: Zapatos y perfumes)


 Los zapatos coloridos, desde cálidos hasta fríos, y de diversos diseños, especialmente elaborados de la ciudad de Sinuiju, están expandidos por todos los mercados de Corea del Norte. Como se ha mencionado anteriormente, la calidad de zapatos de Sinuiju no tenían que codiciar en absoluto a los zapatos "Hecho en China". Pero como la calidad es siempre acompañado con su alto precio, la mayoría de estos buenos zapatos sólo son accesibles para la gente rica. La gente que no tiene suficiente poder adquisitivo compra zapatos de baja calidad en los mercados de pequeños pueblos. En estas zonas se llenan de señoras que quieren comprar un zapato para sus hijos ya que el precio es mucho más barato sin importar mucho la calidad. 

 Los zapatos chinos, aunque sea de buena calidad para los norcoreanos, tiene una vida mucho más corta que la de Sinuiju. El precio de estos zapatos nacionales suele rondar los 2.400 wons, casi 300 wons más barato que los productos del país vecino. Los zapatos de Sinuiju están especialmente elaborados con goma blanca que garantiza su máxima durabilidad entre sus clientes con nivel económico elevado que siguen siendo los destacados preferenciales de estos zapatos. En esta ciudad, además de zapatos, también se venden perfumes de calidad poniendo nombre a la flor que basa el líquido, por ejemplo, Rosa. Su calidad está mucho más valorada que las de otras zonas del país. 

 Los zapatos y perfumes de calidad se venden en grandes tiendas con señoras maquilladas con hanboks al frente. En estas tiendas sólo se admiten a clientes que demuestren su equilibrado poder adquisitivo y a los bien vestidos mientras los zapatos de baja calidad se siguen vendiendo en los mercados tradicionales norcoreanos. Los vendedores de estos zapatos limpian como pueden sus zapatos (algunos de ellos elaborados por ellos mismos) cada vez más estropeada por el viento de la arena que hace inminente la volatilización de su aspecto original. Es frecuente ver a estos vendedores mirar el suelo todo el día con sus rostros exhaustos hasta que esperan que algún cliente diga: ¿Cuánto cuestan estos zapatos?

 Nota: Los zapatos de baja calidad son 1/3 más barato que los zapatos de Sinuiju. 

7 feb 2011

Aceite de rana


 Dicen que el aceite de rana es un milagro de la naturaleza. Según los chinos, este aceite ayuda a luchar contra el envejecimiento de forma muy eficaz y tiene efectos energéticos al ingerirlo. Este aceite se vende a un buen precio, a veces exagerado, en la mayor parte de China especialmente por sus valores "sobrenaturales". Aprovechando estas noticias, poco a poco en Corea del Norte, hay una exportación silenciosa de este aceite al país vecino ya que se puede beneficiar de una gran cantidad de dinero y así dejar de preocupar de la pobreza. En Corea del Norte, está prohibido cazar estos anfibios pero no es fácil controlar a una población desesperada por conseguir beneficios económicos. 

 Para obtener 1kg de aceite de rana se necesita aproximadamente 500 ranas. Estas ranas están situadas principalmente en el norte del país. Los habitantes de aquellas zonas cazan disimuladamente para que los soldados o las fuerzas de seguridad del régimen no les descubran ya que la caza ilegal de ranas puede ser condenado a prisión de hasta dos años. Obtener el aceite es una tarea difícil ya que está situado en la parte del estómago del anfibio y se tarda muchas horas en tener resultados deseables. El aceite se arranca con agua caliente con el método de fusión. También hay que saber distinguir correctamente los huevos y el aceite de la rana. 

 Algunas personas compran o cogen directamente de las montañas. El precio de cada rana suele rondar los 300-350 wons. Comprar 500 ranas supone gastar más de 150.000 wons, toda una fortuna en Corea del Norte. Pero algunos llegan a gastar esa cantidad ya que apuestan de sus "autoconfianzas" de generar beneficios fugaces. Después de elaborar un 1kg de aceite, se vende en China cruzando la frontera de forma ilegal. Uno puede llegar a obtener beneficios de hasta 300%. La rana y su aceite han convertido en el "oro verde" y en la salvación de cientos o miles de familias. Las personas que cazan las ranas aumentan poco a poco, pero lo hacen con la más absoluta discreción.

4 ene 2011

La desesperación

 Según los datos de la ONU, un norcoreano gana aproximadamente mil dólares al año. Aunque la medición del PIB se trata de la suma de consumo, inversión, gasto público y exportaciones, y de ahí deduciendo las importaciones, en el caso de Corea del Norte suele ser más peculiar ya que no tienen una actividad (excepto algunas espontáneas) determinada que beneficie al país. La desigualdad en Corea del Norte es profundamente amplia pero son ocultadas antes nuestras visiones. El salario medio de un funcionario norcoreano suele rondar entre los 2.000 wons y 3.000 wons al mes. Un minero, que suele trabajar más de 12 horas diarias, tiene que llegar a trabajar un 300% de su capacidad física y mental para llegar a ganar entre unos 20.000 wons y 30.000 wons.

 La sequía y las inundaciones son producidos a mediados del año (especialmente en verano) y son los obstáculos principales para el acceso de la comida de la población norcoreana. Además estos fenómenos naturales son las causas principales de la subida vertiginosa de los precios de arroz. En el mes de junio, un kilo de arroz suele rondar los 500 wons, en agosto, unos 800 wons y en septiembre, 1.000 wons. Y ustedes preguntarán, si un trabajador gana 3.000 wons al mes y el kilo de arroz cuesta 1.000 wons en septiembre, sólo podrán comprar tres kilos para todo un mes. Si ponemos un ejemplo, en Corea del Sur, una familia de cinco personas consume en dos días los tres kilos de arroz.

 Toda esta distribución alimentaria lleva a la población norcoreana a la desesperación. Los robos por un trozo de pan o torta de arroz es frecuente en los mercados de las ciudades. Cientos de niños recogen con bolsas de plástico los restos que han dejado la gente de su comida o simplemente cogen un trozo de pasta ahumada entremezclados entre la arena, empiezan a chupar y finalmente, tragan. Y cuando son perseguidas por las fuerzas de seguridad, yacen en el suelo del salón de su casa y entran en un profundo sueño hasta que, en algunas ocasiones, no se levantan por debilitamiento extremo.