Ayer fue el vigésimo quinto aniversario de la caída del Muro de Berlín. Yo apenas tenía, aquel entonces, un poco más de 24 meses de vida pero el interés sobre la reunificación alemana creció con los años y como a todos los interesados, he podido ver archivos visuales que resumían ese día histórico. Los alemanes celebraron esa unión y una parte de ese muro sigue estando presente en la capital del país para poder contar a nuestros hijos la historia contemporánea y la conclusión de la Guerra Fría. Los coreanos, al observar esas imágenes, se comentaban entre ellos cuando les llegaría ese día donde los abrazos cálidos entre los militares de ambos bandos sería una parte de la función.
A pesar de una momentánea felicidad, la reunificación repentina desató graves problemas económicos y sociales que arrastró durante años. Preguntarán si Corea también sufrirá la misma consecuencia. La respuesta es sí. Por supuesto que la confusión estará vigente durante varios años e incluso se teme que habrá decepciones por parte de habitantes norcoreanos al ver la sociedad surcoreana real. Que en verdad no son tan coloridos como se ilustran en las series que aún se siguen viendo a escondidas para evitar que les descubran. Pero muchos refugiados norcoreanos que están en Corea del Sur dicen: "La querencia hacia nuestros ciudades o pueblos natales es enorme que no habrá un éxodo masivo de gente hacia aquí como dicen. De eso estamos seguro".
El gobierno actual surcoreano alega que ellos disponen un Fondo de Reserva si la unión de las dos Coreas es imprevista. Pero la cantidad puede aumentar más allá de lo esperado (la historia nos lo ha contado) y se ha decir que hay que poner precaución y estar pero que muy preparado para futuros eventos relacionado con la reunificación. Desde mi punto de vista hay demasiadas tareas pendientes. ¿Existen medidas claras y adecuadas para dicha preparación? Sí. Pero insuficientes. Se están reuniendo en Corea estos días a expertos, invitando especialmente a políticos y sociólogos alemanes que cumplieron un papel clave después de esa fecha donde el martillo era una herramienta imprescindible para derribar el muro. La cuestión es básicamente preparar sin demasiada prisa pero tampoco realizar de una manera incompleta.
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