Aunque pensaban que ellos eran capaces de sobrevivir sin el "digitalismo", tuvieron que rectificar sus declaraciones y acabaron introduciendo y fomentando de manera moderada al país el uso de los ordenadores y de los programas informáticos, pero parece ser que sólo la clase más alta y minoritaria del país es la principal beneficiaria mientras que la población no han mirado hasta ahora ni un sólo ordenador. Sólo los funcionarios del régimen para su uso administrativo o los pertenecientes de la clase más alta tienen acceso a las nuevas tecnologías.
Al no estar acostumbrado a estas brisas del digitalismo, el régimen no ha sido inteligente en la adaptación adecuada del mundo de la tecnología. Como ejemplo reciente, el régimen encargó miles de ordenadores desde Japón. Pero al carecer de personal adecuado y al estar las instrucciones de uso en japonés, muchos ordenadores no han tenido la oportunidad de lucirse ante miles de norcoreanos y han sido abandonados en un rincón de un almacén. Las pérdidas económicas han sido enormes y desde aquel entonces tuvieron que crear medidas urgentes para formar parte del mundo donde el conocimiento se comparte y se debate.
Nota: La población norcoreana desconoce de la inútil gestión del régimen como el suceso mencionado anteriormente y muchos siguen anclados en la desinformación.
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