Formas parte de un pequeño grupo de la sociedad norcoreana donde los caprichos más innecesarios están rodeados de ti y de tu entorno. No haces falta que salgas por la madrugada a ver si tus cultivos han madurado para que se pueda vender en el mercado local hasta que llegas agotado a casa. No haces falta pedir un poco de arroz o maíz en el reparto diario que ahora está a punto de extinguir por la crisis alimentaria que azota todo el país hace años. No haces falta que estés trabajando todo el día en la mina con tus compañeros tragando cantidades incontables de humo hasta que te desmayas y no puedes trabajar más.
Formas parte de ese pequeño grupo donde tus padres ocuparon un puesto importante (y primordial) en la clase política norcoreana. Formas parte de aquella clase donde el poder y el dinero se mueven constantemente por vuestras cabezas y que vuestras decisiones egoístas y contradictorias pueden matar a cientos de miles de personas. Formas parte de aquella clase donde has gritado todos los días “¡Viva el socialismo y el reparto común!” pero que poco a poco has olvidado vuestra propia idea y sólo has generado beneficios para ti y para tu entorno más cercano. Formas parte de aquella clase miserable que caerá al precipicio por culpa de vuestros caprichos y por la indignación de vuestros propios habitantes hacia vosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario