Parece que finalmente la película se ha estrenado en más de 300 salas de cine de Estados Unidos sin problema alguno aunque se podía oír al régimen llamando "mono" a Barack Obama para mostrar su enfado con el filme. Supuestamente en un país donde la perfección es posible y que lanza a su vez improperios de carácter racista. Menuda paradoja. Y todo lo que ocurrió a lo largo de esta semana también ha llegado al oído de los habitantes norcoreanos que con sólo escuchar el argumento, sobre todo como muere Kim Jong-eun en la película, empiezan a tener curiosidad. Por eso han pedido a los comerciantes que atraviesan la frontera entre Corea del Norte y China una copia en CD o en lápices USB.
Normalmente tener un CD que contiene series surcoreanas puede costar 5.500 wons cada uno pero dentro del territorio norcoreano existen personas que quiere pagar hasta 10 veces más para poder ver "The Interview". Desde que se estrenó hace 3 días en Youtube, los comerciantes chinos ya habrán pirateado miles de copias de la película para poder distribuir por las provincias norteñas del país hermético. Y de ahí, puede que llegue hasta Pyongyang o zonas fronterizas entre las dos Coreas. Todo lo que estoy contando era imposible poder imaginar en Corea del Norte hasta hace una década.
Mientras unos miembros del Partido de los Trabajadores se les ordena que insulte a un mandatario ajeno al suyo, otros empiezan a controlar para que los CDs no puedan ser circulados por su territorio. Según los medios surcoreanos especializados en Corea del Norte, los altos cargos que forman el servicio de inteligencia norcoreano están actualmente reunidos para poder frenar este "avance" que si ellos lo vieran, podría hacer confundir su identidad ideológica. No digo que la circulación de este filme transforme al completo el país ya que eso sería una exageración pero sí separar aún más el inconformismo entre la población y la élite política del país.
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