Kim Jong-Il declaró en una ocasión a un periodista extranjero: "Como verá, en Pyongyang, no existen los discapacitados. En Corea del Norte casi la totalidad de la población somos personas sanas y sin barreras". Aquella malévola comunicación fue oída en los principales medios de comunicación de todo el mundo y fue el blanco de duras críticas de la comunidad internacional y de los organismos internacionales. Una madre que da la luz a su hijo que padece de discapacidad reacciona compungidamente ante el futuro inmediato de su hijo. Una semana después, recibe un "ultimátum" del régimen: entregar al hijo a ellos o ser acusada por "alta traición". La madre afronta a la gran decisión de su vida. Ella y miles de madres hacen frente al gran dilema diariamente. Especialmente en la capital, el régimen vigila perpetuamente a las mujeres recién engendradas. Tratan de mostrar a los extranjeros visitantes al país que Pyongyang es aquella ciudad "perfectamente" organizada.
En otras partes del país, donde el control del régimen es bastante mínima, los que padecen de discapacidad tienen su pequeño punto de encuentro. Ahí se reúnen y hablan de sus historias, tratan de arrojar de su interior toda la amargura por los tratos hirientes de carácter físico o psicológico que han sufrido por sus vecinos o por sus amigos. Hay un testimonio de un norcoreano residente en Seúl que contó la historia de su hermana: "Era una muchacha alegre, inteligente, activa y hermosa. Sólo tenía una pierna pero ella no paraba de sonreír a la gente. La gente ignoraba de su felicidad y unos insensatos le insultaban por su discapacidad. Le tiré una piedra a uno de ellos y empezamos una pelea hasta vinieron los guardianes del régimen. Mi madre tuvo que llorar y suplicar para que no nos hicieran daño. E incluso, teníamos que sobornar para tapar aquel suceso. Ella quería estudiar pero ningún colegio la aceptaba. Me escapé del país y no saben lo mucho que añoro a mi familia. Cuando llegue la reunificación coreana espero volver a verlas y darle una prótesis para su pierna. Espero que sigan recordando de mí..."
Los discapacitados y los que tienen una estatura baja son llevados a campos de concentración y son sometidos a tratos escarnecedores. Las mujeres son esterilizadas para que no puedan tener descendientes y a los hombres se le aplica la vasectomía. Después de esto, son desaparecidos. La malignidad humana ha llegado a su techo con estas prácticas a aquellos que desde que nacieron se les arrebataron sus derechos. Los desaparecidos lloran y gritan desde algún lugar del mundo con la voz muda para que sus memorias y sus ruegos sean escuchadas.
Nota: A los que no obedezcan al "ultimátum" del régimen, apartan a sus hijos de sus padres obligatoriamente y son asesinados en silencio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario