Grandes cantidades de población eran desaparecidas por el efecto inmediato de la hambruna en los mediados de los años 90 en todo Corea del Norte. Montañas de cadáveres eran visibles en todos los lados y parecía que aquel panorama caótico no iba a mejorar. El régimen no era capaz de estimar el número de población aproximada. En 1999, se puso en marcha el recuento de la población pero los datos oficiales no mostraban credibilidad suficiente ya que muchos huyeron a China en busca de la supervivencia y eso debilitó la transparencia de los datos. El régimen admitió que fueron unos 250.000 personas quienes murieron de hambre entre 1995 y 1997, pero según varios medios de comunicación de varios países la cifra podía elevarse a millones de personas.
La medida que hizo el régimen fue crear un nuevo documento de identidad para toda la población norcoreana. Pero al hacerse esta documentación, las desventajas castigaban a algunos sectores de la población. Por ejemplo, los familiares de los desaparecidos y de los que huyeron a China tienen una identidad provisional por obligación. Estos sectores de la población que tienen este tipo de identidad no pueden acceder a la universidad o al servicio militar (donde los jóvenes ven como la única manera de garantizar la estabilidad económica). El régimen concluye que estar desaparecido más de un año es que está en Corea del Sur y piensan que los familiares de los traidores no merecen una "identidad oficial". Estas absurdas decisiones empeora aún más la vida de los habitantes ya que la mayoría de sus familiares siguen desaparecidos o están en China sin saber una noticia alguna de ellos.
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