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12 jul 2022

Los derechos más básicos son despojados en esos lugares

 

Una mujer de unos 40 años, que fue encarcelada en un campo de concentración en una ciudad industrial de Corea del Norte, ya no forma parte de este mundo al ser un cuerpo sin vida. Sin embargo, a su cónyuge, no se le ha dado el motivo ni la fecha de su muerte al ser considerada una ciudadana lleno de pecados.

Enlace: Los derechos más básicos son despojados en esos lugares 

1 oct 2021

El Kwalliso número 16 ha tenido unas modificaciones importantes con los años

 

Si la existencia de diversos campos de concentración para prisioneros políticos sigue siendo un objeto de crítica por parte de la comunidad internacional por la violación de derechos humanos en Corea del Norte, parece que uno de ellos, el número 16, con los años, ha aumentado su superficie y que, por nuestra parte, lo podemos presenciar mediante la tecnología actual que facilita el Internet. 

Enlace: El Kwalliso número 16 ha tenido unas modificaciones importantes con los años 

11 feb 2021

Acusados de ser espías cuando querían desertar del país

 
Imagen cedida por SPN News

Un hombre y una mujer, ambos jóvenes, fueron detenidos cuando querían desertar de Corea del Norte hace unos días. Actualmente están siendo sometidos a una tortura indescriptible tras ser acusados de un delito de espionaje de manera injusta cuyo camino puede ser la muerte o ser encarcelado en un Kwalliso.  

Enlace: Acusados de ser espías cuando querían desertar del país 

17 sept 2020

La situación de derechos humanos parece que va igual o peor

Imagen cedida por El Español

La publicación del informe anual de la situación de derechos humanos en Corea del Norte por parte de una organización de recopilación de datos en Corea del Sur sigue trayendo malas noticias relacionado con este tema. Y parece que este tipo de información puede causar fricción en la relación de ambas Coreas. 

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23 sept 2018

El hombre que quería estar en el olvido

Lee Yong Guk

Lee Yong Guk se convirtió en el hombre que más cerca estuvo de Kim Jong-Il. Este es su relato.

 Esta es la historia de una persona que intenta llevar una vida aparentemente tranquila pero su pasado le hace despertar frecuentemente de sus temores.

 El que fue el vigilante de Kim Jong-Il tiene la costumbre de ponerse la gorra cuando sale de casa. Adquirió ese hábito desde que fue secuestrado por unos encapuchados en 2004, que resultaron ser miembros de la policía surcoreana. Un sector del gobierno de la decimosexta legislatura no estuvo de acuerdo con sus actividades ya que consistían en criticar al régimen norcoreano en Europa, Estados Unidos y Japón. Él contaba la realidad de la élite política en Corea del Norte por haber sido el hombre que más cerca estuvo del recién desaparecido líder. 

 Lee nació en Musan, una de las decenas de ciudades fronterizas con el territorio rojo. Pronto ingresó como miembro joven en el Partido de Trabajadores de su ciudad y gracias a un compañero del círculo, que trabajaba como secretario general del partido en su área, tuvo su primer contacto con Kim Jong-Il. Fue a partir de 1978 cuando solamente tenía 16 años.

 Por ser uno de los miembros destacados del partido a escasa edad y estar al lado del hijo de Kim Il-Sung, ya que aún no tenía influencia plena dentro de la élite, gozaba de algunos privilegios restringidos para la inmensa mayoría de la población norcoreana como viajar dentro del territorio norcoreano de manera continuada y observar el aspecto privado de Kim Jong-Il.

 Según Lee, Kim Jong-Il era dipsómano habitual. Su mayor afición era disfrutar de bebidas alcohólicas de gran calidad especialmente, en sus ratos libres. Él no tenía una agenda establecida. Se despertaba a cualquier hora del día y los más cercanos reaccionaban según sus movimientos. También era conocido por sus cambios drásticos de humor. En caso de tener buen humor, era un día aparentemente tranquilo mientras que, si no lo era, todos esperaban a ver quién podía estar en los Kwalliso, los campos de concentración para prisioneros políticos.

 “Creo haber visto unas veinte villas enormes y lujosas que estaban repartidas por todo Corea del Norte. No sé el número exacto. Cada vez que íbamos a una ciudad donde tenía su casa llamábamos a los habitantes de esa zona para que se formaran una fila. Decenas de metros de personas inclinadas a noventa grados. Incluso ancianos que tenían setenta años. Hubo también algunos que se escapaban lejos de las villas y se escondían en un monte cercano para evitar el saludo. Kim observaba a la gente pero actuaba de una manera incorrecta gritando: “¡Eh, tú!”. Entonces, todos se inclinaban más hacia abajo temblando...él les señalaba con el dedo...”.

 El acceso a esas villas estaba permitido solamente a los familiares más cercanos de Kim. Ni siquiera el recién desaparecido Jang Song-Taek podía entrar. Según Lee, entraban Kim Il-Sung, su padre; Kim Jong-Il; Kim Kyung-Hee, su hermana; Kim Jong Nam; su hermano mayor; y Kim Jong-Suk, su madre. Lee había visto a Kim Il-Sung siete veces pero raramente se encontraba con los demás miembros excepto Kim Jong-Il que veía casi todos los días.

 Cuando Kim Jong-Il estaba solo en sus villas, a menudo se veía a mujeres jóvenes saliendo de allí. Lee las observaba desde fuera, una actividad que ni siquiera Kim Il-Sung conocía. Hasta que estalló el escándalo de los hijos secretos. Pero nadie en Corea del Norte conocía este escándalo, ni siquiera una gran parte de los miembros del Partido de los Trabajadores. Lee veía cada seis meses pasar a mujeres nuevas de unos 20 años que fueron llamadas a estar al lado de Kim.

 En 1989 dejó de trabajar como vigilante de Kim Jong-Il siendo relegado por otro miembro de su partido. Regresó a Musan para estar laborando como un militar destacado en la zona. A partir de entonces, es cuando empieza a tener curiosidad más allá de la frontera, sobre todo, por las luces de colores que brillaban cruzando el río Tumen. Pero no dio el paso hasta que no transcurrieron cinco años. Fue en el día nacional de China, el 1 de octubre de 1994, cuando cruzó la frontera por la noche con el objetivo de volver la madrugada del día siguiente. Estuvo observando las luces y la ciudad durante varias horas y encontró notables diferencias.

 Cuando se preparaba para cruzar el río, se dio cuenta que la zona fronteriza estaba demasiado controlada. Al temer que podía ser acusado por salir ilegalmente del país, se estableció en el noroeste de China sobreviviendo a base de enseñar artes marciales y tiro. Tras varias semanas, se dirigió hasta Beijing donde conoció a un miembro de inteligencia surcoreana que prometió llevarle hasta Corea del Sur y fue obligado a rellenar en un documento toda su opinión sobre el régimen y la familia Kim.

 “Al creer en aquel hombre, fui sincero. En ese documento escribí todo lo que yo había experimentado como vigilante de Kim Jong-Il detallando todo sobre la realidad de la élite política de Corea del Norte...fui muy crítico. Dije básicamente que eran unos dictadores. Aquel hijo de puta vio el papel y se fue a la embajada norcoreana en Beijing. Sí, como lo oyes. Le pagaron 250.000 dólares americanos y me vendió. Fui capturado por las autoridades chinas. Me anestesiaron, amarraron con vendas y me llevaron en avión hasta el aeropuerto de Sun-an...el de Pyongyang. Me acuerdo perfectamente de la fecha, fue el día 4 de diciembre de 1994...” 

 Después de su llegada a Pyongyang, el 8 de diciembre de 1994, estuvo encarcelado durante seis meses en una prisión administrado por el Departamento de Seguridad del Estado. Le raparon la cabeza y fue sometido a torturas físicas y emocionales a diario.

 Un jurado militar le condenó a diez años de trabajos forzados en el campo de concentración de Yodok por, según el artículo 46 y 47 de la Ley de Seguridad de la República Democrática Popular de Corea, traicionar a la patria. Lee no entró en Yodok hasta el día 25 de abril de 1995.

 Su familia política no fue condenada porque creían que ellos seguían siendo fieles al Juche y al líder, y porque seguían trabajando en cargos importantes. Su suegra era una de las cocineras de Kim Il-Sung y su suegro el secretario general del partido en la provincia de Yanggang.

 Cuando los funcionarios de Yodok abrieron la puerta principal hecha de madera, Lee pudo ver a adultos y jóvenes de cuerpos flacos que anteriormente eran miembros del Partido de los Trabajadores que fueron capturados en China y deportados a Corea del Norte. Todos cumplían la misma condena por haber criticado al régimen. Según Lee, los muros medían exactamente 220 centímetros de altura con alambres metálicos punzantes y electrizados en la parte superior. La puerta de entrada al campo de concentración se abría diariamente en dos ocasiones, cuando salían y entraban para cumplir con su trabajo de campo regular. 

 Durante los meses cálidos, primavera y verano, la jornada empezaba a las siete y media de la mañana, mientras que, en los meses fríos, su trabajo comenzaba a las ocho. “Aunque se decía que el horario de trabajo finalizaba a las seis, la jornada acababa mucho más tarde. Era normal trabajar hasta 14 horas diarias”, dice Lee. El reparto de comida era solamente para los más enteros. Un poco de puré de maíz mezclado con cáscaras y hojas de rábano seco. Tres veces al día.

 Cada preso tenía que cumplir un objetivo en la huerta, mil metros cuadrado cada día. El que no finalizaba la tarea se le castigaba quitándole la mitad del puré. La otra mitad se repartía entre aquellos que sí consiguieron cumplir con su trabajo.

 El hambre hacía que surgiera el instinto de supervivencia del ser humano ya que, durante la hora de la comida, era frecuente que se robaran alimentos. La gente joven, que podía correr más, eran los que cogían el plato del otro y salían fuera para metérselo en la boca y tragarlo rápidamente.

 “Los que tenían más edad eran las víctimas perfectas. Al no poder comer nada, se les salía la barriga por la desnutrición y sus encías desaparecían haciendo caer muy pronto sus dientes. Y estos jóvenes que robaban para engañar el hambre siempre recibían palizas por parte de los funcionarios con palos de madera. Pero al día siguiente, seguían robando comida. Una y otra vez”. La falta de comida provocaba que se le cayeran los dientes, de tal manera que sólo les quedaban los molares. Por eso Lee, al perder todos sus incisivos y caninos, comenzó a utilizar prótesis dentales cuando llegó a Corea del Sur.

Mapa de Kwalliso Yodok (número 15) hecha por Lee

 El Kwalliso Yodok era un complejo cuadrado y recto. A la izquierda de la puerta principal, al entrar, estaba la zona de guardia. Los que estaban solos, eran encerrados en la celda número uno, dos y tres. Como era el caso de Lee. Mientras que los demás cuartos eran para los que estaban en colectivo.
En la parte superior de cada celda tenía un pequeño agujero que servía como una ventana. Los que estaban en las celdas de la uno a la cinco veían por esas ventanas el llamado salón de propaganda. Ese lugar servía para humillar en público a los recién llegados o para fusilar a los presos que había ordenado alguien superior. En la parte contraria a la puerta principal estaba la sala de interrogación que se utilizaba como un sitio de discusión entre los funcionarios y los presos. A su lado estaba el almacén de las herramientas donde los presos cogían los utensilios de uso agrícola para salir posteriormente al campo. Lee acaba la explicación dibujando la cocina y el almacén de cocina que están justo al lado del cuarto de guardia. 

 Cuatro años y seis meses después, en octubre de 1999, es cuando se le ordena la salida de aquel campo. Cinco años y medio antes de lo esperado. “Porque he hecho las cosas bien. ¿Qué significa eso? Si en tu pasado eras fiel al régimen norcoreano y tu labor en los Kwalliso ha sido satisfactoria, suelen sacarte de ahí antes de lo que piensas. Por ejemplo, en una tierra que me tocó que era una hectárea aproximadamente, se podía cultivar dos toneladas de maíz. Pues yo conseguí seis. Además, mis antepasados lucharon en la Guerra de Corea en el bando comunista y ese historial se valora mucho. Los que no tienen un pasado heroico o que no tenga relación alguna con el Partido de los Trabajadores, sintiéndolo mucho, son condenados en Yodok u otros sitios hasta que se mueran”.

 Era innegable la perpetuidad de torturas físicas en Yodok. Lee vio como cinco funcionarios sujetaban de cabeza a los pies a un hombre e introducía por la nariz una jarra metálica lleno de agua fría en pleno mes de diciembre. Vio cómo se le saltaban las lágrimas y cómo expulsaba heces, poco después su barriga se le hinchaba hasta que de repente dejó de respirar. Lee, al observar eso, sintió pánico, temblaba. “Es algo fuera de lo común, es demasiado cruel.”

 Al salir de Yodok, Lee era un hombre totalmente cambiado, etiquetado de por vida como traidor por el régimen norcoreano, apenas podía andar sin que se le cayera el pelo, había partes de su cuerpo que ya no funcionaban. Escuchaba sólo el cincuenta por ciento de su oído izquierdo porque se le reventó el tímpano. Tenía heridas en las piernas por el apaleamiento físico que recibió ahí.

Heridas en las piernas de Lee por el apaleamiento que recibió durante

su permanencia en el campo de concentración Yodok

 Los habitantes que vivían cerca de Yodok sabían cómo era el perfil físico de una persona que acababa de salir de un Kwalliso y evitaban estar cerca de los antiguos presos que tenían ese expediente. Lee tampoco era la excepción. Lee se separó de su mujer cuando decidió irse a China, dónde, cinco meses después estuvo trabajando como ganadero teniendo a su cargo a unas 1.500 vacas.

 Ocho meses después de estar en China, el hermano menor de su jefe le propuso escapar de China para llegar a Corea del Sur en un barco de pesca hasta la isla de Hong-do, situada cerca de la provincia sur de Jeolla. “En aquel entonces, no había intermediarios que hay ahora. Era eso o nada”. El viaje en barco desde un puerto situado al noreste de China tardó unas 36 horas. Pero no llegó al destino por falta de combustible así que Lee tuvo que ir a nado cuatro kilómetros hasta que fue descubierto por la Guardia Costera de Corea del Sur.

 Se estableció en Daejeon trabajando como oficial durante tres años. Después se dirigió a Incheon, montando una pequeña empresa de nutrición con 36 empleados hasta que fue estafado por un supuesto experto en acciones y perdió todos sus ahorros. “A partir de ese momento, decidí centrarme en los derechos humanos en Corea del Sur. Al ser de los pocos hombres que estuvieron en un Kwalliso, tuve la oportunidad de dar discursos en Holanda, Polonia, Reino Unido, Estados Unidos y Japón criticando duramente al régimen”. Por esto, recibió bastantes amenazas anónimas.

 Fue en 2004 cuando fue secuestrado por unos encapuchados en plena calle. Temió por su vida, pero, pronto consiguió escaparse y denunciar los hechos. Aunque tardó nueve años en encontrar a los responsables, miembros de la policía surcoreana alegaron que no tenían pruebas de aquel incidente. Además, los hechos prescribieron porque ya habían pasado siete años desde el secuestro.

 Todo esto hizo que se retirara durante siete años dejando todas sus pertenencias en Seúl para ir al este de Corea de Sur, en la pequeña ciudad de Cholwon, situado en la provincia de Gangwon trabajando como ganadero por segunda vez. Quería ser un hombre olvidado. Que nadie se acordara de su nombre y de su pasado. Pero de vez pensaba en si algún día podría volver a Musan.

 “Pero como te dije, siete años después, volví a Seúl. Parece que, con mi pasado, luchar por los derechos humanos es la mejor manera de mostrar al mundo que el régimen norcoreano debe caer. Tengo temores por supuesto que sí. Pero tengo que levantarme por mí mismo porque en este mundo nadie te va a ayudar…”

 Sus dos hijos no viven con él, están lejos, porque piensa que así estarán más protegidos. La prueba de su temor diario está en la puerta principal de su apartamento, dónde hay cinco cerraduras. Todas las noches, antes de irse a la cama, comprueba si están cerradas todas. Dice que algunas veces oye golpes en su puerta. Pero no hace mucho caso. “Puede que sea fruto de mi temor. No le doy mucha importancia, aunque pienso frecuentemente que estoy siendo vigilado por personas que no conozco…”.

28 oct 2014

La controversia sobre la enseñanza


 En un colegio de educación primaria en Seúl, unos funcionarios que venían por parte del Ministerio de Defensa mostraron unas imágenes sobre las torturas de carácter extrema que desgraciadamente existen actualmente en los campos de concentración de Corea del Norte. Poco después, una muchacha que apenas ha cumplido diez años empieza a llorar de pánico. Y por consiguiente, sus compañeros, atemorizados por las imágenes, salen de la clase. La controversia estaba servida. Preguntaban los padres. ¿Como es posible mostrar dichas reproducciones a unos niños que están en pleno desarrollo físico y emocional y que cualquier objeto les puede afectar directamente? Esta clase de representación ya se ha extendido por todo el territorio coreano.

 Los funcionarios alegan que en otras escuelas no había pasado nada. Ningún tipo de gritos o desmayos. Que solamente había pasado en esta escuela de Seúl. Pero los familiares se concentraron enfrente del Ministerio de Defensa para que retire esas imágenes y que opte por otras alternativas menos inicuas para contar la realidad de Corea del Norte. En Corea del Sur, desde mi punto de vista, no saben como podrían transmitir a sus ciudadanos desinteresados por el grave problema de los derechos humanos que dicta bajo el régimen y, optan por esta vía más escabrosa.

 Tampoco creo que esto sea una buena forma de hacer pedagogía sobre Corea del Norte. Al otro lado de Seúl, unos alumnos han creado una especie de animación para concienciar a sus compañeros y padres. Sin mostrar algún tipo de violencia, sangre o "dientes afilados" de militares. Ellos mostraron algo simple pero grandioso. Una pequeña historia de unos niños que se tienen que separar de sus padres porque tienen que marcharse a China en busca de una vida mejor. Para contar una buena historia y necesaria, muchas veces, no requiere de unas herramientas complejas. Basta contar con la simplicidad que la mayoría de la gente no lo encuentra fácilmente en estos tiempos.

Esta es la otra manera de contar una historia sobre Corea del Norte

3 jun 2014

¿El afán del protagonismo?

Kim Jeong-Uk

Robert Park


 Los cristianos coreanos o quienes son de ascendencia coreana, en su mayoría, han tenido una misión: entrar en el país más ateo del mundo y mediante la biblia, dar a conocer la palabra de Dios. Y sus esfuerzos dieron sus pequeños frutos. Cientos de miles de creyentes clandestinos que, una vez o dos veces a la semana, se reúnen a estudiar los escritos de la biblia. Su devoción es inmensa y a la vez sorprendente comparando con los que están fuera de Corea del Norte. Consiguen saber, de memoria, los 66 libros que componen la biblia pero dicha práctica está fuertemente restringida en el país y al ser descubiertos, la condena (asegurada) es de la pena capital.

 El pastor evangélico Kim Jeong-Uk fue detenido en octubre de 2013 cuando entró de forma ilegal a Corea del Norte y hasta hace unos días, la noticia no era relevante hasta que fue condenado por el tribunal militar a realizar trabajos forzosos de manera perpetua tras evitar el fusilamiento con la autoinculpación. El régimen norcoreano siempre había manifestado ante la ONU que la libertad religiosa estaba garantizada pero a la vez esquivando cuestiones incómodas sobre las prácticas religiosas a escondidas que son ajenas a la adulación a sus anteriores líderes. El gobierno surcoreano exclamó la devolución inmediata de su ciudadano pero parece que no habría buenas noticias debido a la mala relación que hay entre ambos países.

 Pero de repente, una pregunta me surge. ¿Por qué el misionero Kim ha cruzado la frontera sabiendo que iba a tener consecuencias negativas pero previsibles? Algunos pensarían que podría ser por aquel afán del protagonismo y otros por hacer una buena labor religiosa arriesgando su identidad. Esto me hace recordar del caso de Robert Park, un misionero religioso estadounidense de ascendencia coreana que tras seguir con el activismo contra la violación de derechos humanos en Corea del Norte, decidió cruzar la frontera el día 25 de diciembre de 2009 para clamar libertad en el territorio norcoreano. Su arresto fue inmediato y fue víctimas de torturas de índole sexual que trajo consecuencias psicológicas muy graves. Gracias a la diplomacia de la Casa Blanca fue liberado 43 días después de su entrada al país.

 Durante largos meses, él no podía decir nada. Evitaba comer o incluso, relacionarse con la gente. Prefería estar solo y pasaba días llorando en su habitación por lo que había pasado ahí. Puede que su acto sea de buena voluntad pero, desde mi punto de vista, lo que ha hecho puede que no sea del todo adecuado sabiendo lo que podía pasar ahí dentro. No creo que sea una forma precisa para realizar sus actividades religiosas y que su afán de protagonismo le acarreó graves consecuencias en su vida personal y profesional. Para mencionar a los valientes, en China, existen miles de jóvenes y adultos que prestan su tiempo para dar asistencia a los refugiados norcoreanos y sus labores merecen un aplauso. Esto es lo que pueden hacer por ahora. Para hacer algo en el interior del país, toca esperar. Hasta que caiga la élite política del régimen. 

4 dic 2013

La esperanza


 Anteriormente os había contado que la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas comenzó definitivamente la investigación sobre la grave violación de derechos humanos en Corea del Norte. La colaboración de los refugiados norcoreanos ha sido fundamental para iniciar el proceso. El experimentado australiano en la materia de Derecho Internacional Público Michael Kirby lidera actualmente la averiguación jurídica lo que desató el enfado inmediato del régimen norcoreano tachando de falacia la evolución que se está realizando.

 Aún debemos esperar durante años hasta que la Comisión diga que sí existe una violación grave de los derechos básicos pero el camino está yendo por buen camino. Siempre decimos que la esperanza es lo único que se pierde. Puede ser que esta sea una gran oportunidad para frenar la muerte, la tortura física y emocional injusta de cientos de miles de personas que siguen encarcelados en los campos de concentración. En el vídeo se puede ver la crueldad existente dentro de aquellos sitios secretos, donde la maldad tiene mayor poder usando como títeres a soldados obligados a ejercer los peores atentados contra la humanidad.

 En las imágenes, se pueden apreciar la acción inmediata del Parlamente británico para denunciar esta situación. A parte de Reino Unido, Estados Unidos y Canadá también habían suplicado para la comunidad internacional comience a mirar el otro lado de Corea del Norte a parte de los repetitivos desfiles que demuestra la unidad de una nación cada vez más deteriorada. La esperanza. Puede ser una palabra muy acostumbrada para nosotros pero existen personas que siguen buscándola ya que eso supondría la salvación de sus vidas en tierras forasteras. 

22 nov 2013

Venenos y agujas


 Ellos cuentan que cuando salieron de Corea del Norte tuvieron la mala de suerte de ser descubiertos y enviados de vuelta al país. Fueron torturados y nunca olvidan esos momentos aterradores. Casi tocaron la muerte pero lograron sobrevivir y a pesar de estar débiles, preparan a salir de aquellos centros penitenciarios donde los derechos humanos no existen gracias a sus familiares que tuvieron que sobornar a los funcionarios vendiendo cualquier cosa, incluso la casa. Sin tener un sitio para dormir, consiguen afincarse en casa de algún familiar pero ellos aún piensan en como salir del país. 

 China sigue siendo el destino final de los que quieren marcharse del país pero el miedo les persigue. ¿Que será de nosotros si nos cogen otra vez? ¿Nos matarán? ¿Tendremos que enfrentar otra vez a la tortura? Confían en la suerte y reciben unos obsequios incómodos de sus padres. Unas pequeñas pastillas venenosas que sirven para matar ratas y unas agujas. Dicen con la voz temblorosa. Si os cogen, por favor. Tragad eso. Aunque por favor, pensadlo antes de hacer. Quiero que lo hagáis como una última opción. Espero que no tengáis que ingerir eso y que nos deis una buena noticia.

 Y la despedida. Abrazos que no quieren soltarse y lágrimas que no paran de salir. Son miles de personas que esperan la oportunidad de cruzar el río Tumen y esconderse en las montañas de China. Siguen guardando en el bolsillo los venenos y agujas esperando tirar a la basura en algún momento. Cuando digan por fin que están seguros y que hayan acariciado la libertad. 

18 nov 2012

El observador incómodo de los cuerpos

El contenido de la siguiente imagen puede herir su sensibilidad. Los cuerpos yacen en el suelo sin poder ser recogidos por sus familiares. 


 "Mi trabajo consistía en observar a los cuerpos que no respiraban. Vi como las ratas tenían sus masas corporales voluptuosas por ingerir parte de esos cuerpos. Cada día caminaba entre los líquidos y charcos de sangre que salían de los cuerpos. He visto montañas de cadáveres. Yo me encargaba de limpiar los campos de concentración de cuerpos sin alma. Durante la mayor parte de mi vida caminaba por los infiernos. No sabía que era un paraíso. Aún esas imágenes no me salen de la cabeza. Lo tendré siempre hasta que me muera". El calvario del señor Ri empezó en 1990 cuando fue detenido al ser confundido como un "espía surcoreano" por recibir una cantidad de dinero por su hermanastro que residía en Corea del Sur. Recibió todo tipo de tortura y recibió el cargo de limpiar los cadáveres de los campos. Sabe el número exacto de los cuerpos que limpió: 850. 

 "Cada día entraba uno o dos cuerpos rodeado por una bolsa de plástico transparente. Observé los cadáveres. Había cuerpos diminutos como los de los bebés, medianos como los de los jóvenes y niños y cuerpos como los míos, de adultos. Seguramente habrán estado por estos lugares por tener a familiares fuera del país". El camión que trasladaba los cuerpos para poder incinerar venían una vez al mes. Ri los cogía y los metía. Uno a uno. Las lágrimas no paraban de salir. Impotencia y constante rabia. Era la última persona encargada en decía aquella palabra que estaba reservada para los círculos más íntimos de aquellos cuerpos que no conseguían estar descansados: "Adiós". 

 "Vi como morían por agotamiento. Unos por ingerir pastos venenosos y otros por sesiones de tortura". A los responsables de los campos, la muerte de los inocentes tenía nula importancia ya que consideraban como traidores de la patria. Los incontables intentos del señor Ri fueron suficientes para salir de Corea del Norte y poder establecer en Corea del Sur. Pero cada noche sueña con cosas que no le abandonaría nunca al señor Ri de su mente: 850 almas inocentes que observó, los responsables burlándose de las víctimas, de las ratas abultadas, de los campos de concentración, del camión que llevaba los cuerpos para incinerar, de charcos de sangre, de las lágrimas de aquellos que aún siguen sobreviviendo. 

6 oct 2012

Fotografías como pruebas


 "La existencia de los campos de concentración en Corea del Norte es una falacia. ¿Alguien ha visto alguno de ellos, tienen algunas pruebas?". Y terminaba en presumidas carcajadas aquellos que afanaban sus vidas en promover el socialismo norcoreano. Pero esas declaraciones eran deducibles en los primeros años de la posguerra coreana y algunas décadas más tarde. Aún no podemos saber la fecha exacta de la construcción de estos campos donde mayores atrocidades se habían cometido sin poder saberse hasta algunos años antes, pero según los analistas y los testimonios de personas que presenciaron esos lugares, creen que fueron edificados durante los finales de los años 60.

 Cuando se hizo eco la noticia, muchos no fueron capaces de creer de su presencia. Y entonces salieron ellos. Jóvenes, adultos, especialmente mujeres valientes que lograron salir de aquellos sitios, contaron sus historias de supervivencia. Relatos diferentes pero comunes en relación al sometimiento de la tortura diaria y ganas de vivir. "Durante algunos días, el cielo era azul y vi a unos pájaros volando sobre nosotros. Quería ser como ellos. Volar y no volver a aquel sitio. Me dí cuenta que ellos tenían esa libertad y muchos de nosotros no. Unos intentaron pero no pudieron. Otros lo han conseguido pero con graves secuelas que marcarían para el resto de sus vidas". 

 Continuaban negando la existencia de los campos hasta que unas fotografías detalladas fueron suficientes para callarles. Gracias a la tecnología, especialmente la utilización de Google Earth hizo que varios bloques de hormigón perfectamente construidos de manera milimétrica fueran visibles desde nuestros ordenadores. Se han tomado fotografías como pruebas contundentes. Pidieron explicaciones al régimen norcoreano. No hay respuesta alguna por parte de ellos. El sigilo es su mejor arma y de forma apresurada toman la siguiente decisión: que estas fotografías no sean circuladas, de ningún modo, por sus habitantes.

 Nota: En las siguientes imágenes se muestra los edificios de los campos de concentración. 


Los puntos rojos indican las zonas centrales del campo 14 (Gaechon) y campo 18 (Bukchang)

Campo 15 (Yoduk), considerado el campo más extenso del país

Campo 16 (Hwasong)

Campo 25 (Cheongjin), sitio donde uno de los entrevistados de este blog estuvo encarcelado durante su juventud.

Los campos existentes en Corea del Norte, detectados por vía satélite
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26 oct 2011

Los malvados


 Los que ya llevan varios años de experiencia trabajando como los "guardianes" del régimen, con el transcurso del tiempo, sus almas iban yendo hacia caminos equivocados, distorsionados y malvados. Al empezar con su servicio al régimen, parecían personas inocentes que protegerían la patria con buena fe. Pero una vez penetrado en aquel mundo oscuro donde los superiores eran los mismos diablos, ordenaban cosas que a ellos no les gustaban pero tenían que obedecerlas. Atrapar, llevar al campo de concentración y torturar a los que escapan del país, a los ladrones que robaban comida porque sus hijos morían de hambre y saquear productos sin justificación alguna, eran el trabajo diario de los "guardianes". 

 Los norcoreanos se quedaban impotentes ante los actos sin argumento de los malvados. Enfrentarse o quejarse contra las autoridades del régimen era una acción demasiado arriesgada. Sólo podían y tenían que mirar como saqueaban sus propios productos que tanto esfuerzo le había echado. Cada día, los soldados o las autoridades decían: "Esto es una inspección de la autoridad. ¡Quédense quietos!" Y llevaban silbando y contentos. No podían preguntar. No podían reclamar. No podían hablar. Esta injusticia pasa en todos los rincones del territorio norcoreano. Muchos, al no poder hacer nada, empiezan a dudar del socialismo que tanto tiempo se les implantó en sus mentes.

 Nota: Aunque parecía imposible, hubo sucesos donde algunos soldados fueron asesinados por anónimos al intentar saquear el mercado local situado por el norte del país. Los habitantes, entre ellos, llaman a los individuos como "los héroes invisibles". El régimen ha iniciado una investigación sobre aquel suceso, pero siguen sin tener resultados esperados. 

1 oct 2011

Misioneros y asociaciones invisibles


 El papel de estos misioneros y de las asociaciones es especialmente considerada como una amenaza a nivel nacional para los seguidores de la ideología Juche. El propio régimen ha admitido en varias ocasiones que el cristianismo es aquella fuerza invisible que se sienten temidos. Para ello, aplican medidas brutales como el lavado de cerebro exhaustivo, torturas continuadas y la pena capital. Más de la mitad de los que están encarcelados en los campos de concentración son creyentes cristianos. Según expertos del estudio sobre Corea, este movimiento silencioso es una de las principales bases que pueden atribuir al cambio en la sociedad norcoreana. 

 Estos misioneros invisibles actúan especialmente en la frontera entre Corea del Norte y China. En las tres provincias situadas en el noroeste de China, existen cientos de residencias cristianas y asociaciones clandestinas que acogen cada año a aquellas personas que escapan de Corea del Norte al no poder aguantar más la pobreza extrema o por ser perseguido al entrar en la lista de "sospechosos" por parte del régimen. Su cálida bienvenida hace que los norcoreanos se sientan mucho más aliviados aunque eso no significa que evite los controles constantes de las autoridades chinas. Estas iglesias proporcionan necesidades básicas como vestimenta, comida y atención médica. También facilitan información necesaria sobre como poder escapar de China por diversos caminos y llegar seguramente a Corea del Sur, el destino final. 

 La labor de estos misioneros y de estas asociaciones es totalmente extraordinaria. Poniendo en peligro su propia vida, la entrega vehemente de estas personas es digna de admiración. Seguramente la vida de los norcoreanos en China sin estos misioneros podía haber sido mucho más comprometida y ser devuelto a Corea del Norte. Aunque el interés por este compromiso está captando poco a poco la atención por parte de la sociedad surcoreana, americana, canadiense o japonesa, se necesita un apoyo total por los habitantes de estos países. Parece que el interés que se está mostrando es una muy buena noticia. Parece ser que estas noticias siendo oído por la comunidad internacional. 

 Nota: Desde 2005, Corea del Norte se ha convertido en el lugar más peligroso del mundo para divulgar el cristianismo y para ejercer la libertad religiosa. 

5 jun 2011

Los desplazados (Parte 3: Posible destino)


 El número de los desplazados norcoreanos que no querían caer en el pozo de la muerte más cruel y para que sus identidades no sean olvidadas aumentó grandemente durante los años 1997 y 1998. En varios estudios que se hizo sobre "la situación de los refugiados norcoreanos y sus derechos", analizado en más de 2.400 de los pueblos alrededor de la frontera entre China y Corea del Norte, se dio la estimación de los números de los desplazados entre 200 mil y 300 mil personas. 

 Casi el 75% de los refugiados son mujeres. Ellas tienen más riesgo de caer en la red de la prostitución y de la venta de órganos de manera ilegal, mientras los hombres tienen más riesgo de ser víctima de la discriminación laboral sólo por tener la nacionalidad North Korea y de la violencia gratuita. Una vez llegados a China los norcoreanos, que no disponen de documentación requerida y obligatoria para residir legalmente en China, son amenazados constantemente por las autoridades chinas o por las habitantes chinos de ser devueltos a Corea del Norte. 

 Así que muchos se refugian en una de aquellas inmensas montañas chinas y evitan bajar a las ciudades o a los pueblos para que no sean descubiertos y devueltos a Corea del Norte ya que su devolución sería la inminente tortura (o "reeducación inflexible") y ejecución por parte de las autoridades norcoreanas por "traición a su propia nación". Esto no sólo afecta a la víctima sino también a sus familiares más indirectos. Actualmente, en los campos de concentración, miles de familias de aspectos candorosos trabajan con sus cuerpos frágiles viendo cada momento el cielo cubierto de nubes tóxicas.