Cuando el número de los que escapaban de Corea del Norte disminuyó de manera significante durante el año pasado, las historias personales de los que cruzan el río para pisar el suelo chino son oídas aunque no muchos están interesados en escucharlas. Hoy voy a contar la historia de una chica norcoreana que con su pronta edad (17 años) decidió marcharse del país por evidentes dificultades que existen ahí. Ella consiguió atravesar la frontera cuando la temperatura exterior era de veinte bajos cero. Sus pies empezaban a oscurecerse al estar demasiado tiempo descalza. Quizá casi toda la noche. Ella ignoró esos síntomas y pensó que podía ser algo pasajero. Pero sus pies ya se convertían de color negro y no era capaz de ponerse a caminar.
Los intermediarios suelen buscar en la frontera gente "sana" para que puedan negociar su traslado a medio plazo a Corea del Sur u otros países. Solamente aceptan cuando suelen estar en plenas facultades físicas para iniciar un primer contacto verbal. Ella apenas conseguía pisar la tierra y el intermediario, cuando vio sus pies congelados, la abandonó sin decir nada. Afortunadamente, un grupo de personas la vio agonizar en una zona desconocida de China y la trasladó inmediatamente al hospital. Sus pies seguían negros pero los médicos decidieron no amputarlas excepto un dedo de su pie izquierdo. Está en proceso de recuperación y según las fuentes de una organización de derechos humanos, podría estar en Corea del Sur dentro de varios meses. Acababa de despertar de una pesadilla que fue real.
No hay comentarios:
Publicar un comentario