Durante estas semanas, los medios de comunicación de Corea del Sur siguen dando bombo sobre la probable marcha económica en caso de que Corea fuera reunificada. Las predicciones son ligeramente diversas, pero en la misma línea. Algunos dicen que en 2040 con la mano de obra norcoreana y la aportación tecnológica surcoreana puede aspirarse incluso a ser la segunda potencia económica mundial ante una China que parece inalcanzable y que mantendría aquel primer puesto durante el presente siglo. Que el río Tumen, donde ahora es la única vía de escape de miles de refugiados norcoreanos, puede ser la zona específica del segundo milagro económico del país. Que en el ámbito financiero pueden incluso en la Bolsa a Londres y Nueva York. Etcétera y etcétera.
Estas noticias fueron sorprendentemente expuestas en los principales periódicos del país desde la desaparición de Jang Song Taek, pronosticando un colapso en Corea del Norte a muy corto plazo a pesar de esa práctica de mercado a nivel micro en todo el territorio como único motivo de supervivencia. Por una parte, estoy de acuerdo personalmente con la mayoría de las afirmaciones. El régimen norcoreano acabará cayendo tarde o temprano hasta que los miembros de la élite política del país se refugiarán probablemente en China o Rusia para evitar la muerte o enfrentar un hipotético juicio por la justicia internacional (véase Corte Penal Internacional).
Pero reclamo aquí lo importante. Para pensar en la economía también hay que pensar en las personas. Es urgente establecer proyectos de integración para los refugiados que aún siguen con el proceso de adaptación y en caso de que Corea reunificara, millones de personas necesitarían ayuda para vivir en el "nuevo mundo". Existen demasiados perjuicios en Corea del Sur hacia el colectivo de los supervivientes que acaban de llegar y que por sí solos tratan de superar barreras. No es nada difícil estar a sus lados. Una sonrisa. Una conversación. O un café. Son pequeños aspectos cotidianos que ellos no acostumbrados pero lo están queriendo. Y deberíamos ser nosotros sus acompañantes. Quizá sea eso otro paso importante para la reunificación del país.
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