"Ser espía informático es seguramente la mejor forma de servir a tu patria, al país que te ha criado, que te ha dado la vida". Es la mejor carta de presentación de aquellos que han formado parte de destruir al enemigo más cercano, a los sureños. Los expertos se sorprenden del talento inmejorable de estos espías invisibles que es comparable con la capacidad de los agentes informáticos de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, de Gran Bretaña, de la extinguida KGB o de la Stasi. La inversión del régimen para educar a futuros informáticos con el fin de utilizar para destruir al "enemigo" es enorme. Cada año, cientos de jóvenes esperanzados entran en escuelas especializadas para formarse como hackers. Las funciones más básicas de los espías informáticos son robar datos confidenciales (en grandes cantidades) o expandir virus informáticos.
Páginas web de diarios de Corea del Sur críticos con el régimen o los ministerios de Reunificación o de Defensa han sido víctimas de ataques informáticos de los hackers. Mientras el siglo XX fue guerra entre humanos con armas blancas, granadas y metralletas, el siglo XXI se ha convertido (al menos en la península coreana) en una guerra sentada en una sala: decenas de adultos preparados para embestir a los discrepantes. La obsesión de saber datos secretos del enemigo se ha convertido en la actividad diaria entre ambos bandos. Durante el año 2011, en los medios de comunicación era frecuente oír noticias de ataques informáticos provenientes de Corea del Norte. Lo curioso era el comportamiento de hackers surcoreanos, llenos de ira, que quería formar parte de la venganza aunque su nivel era "decepcionante" comparando con los norteños.
Lo más preocupante es que los datos confidenciales de personas comunes están siendo expuestos seguramente en algún lugar del mundo, víctimas del rifirrafe digital de la élite política de los dos países. ¿Y que sabe el pueblo norcoreano de estas noticias? Lo desconocen completamente. La responsabilidad del régimen de alimentar a los necesitados está siendo chasqueada. En 2009, Corea del Norte ha gastado cerca de 9.000 millones de dólares en defensa militar y seguramente educar a los hackers que formaría parte de aquel presupuesto desorbitado y desaforado.
Nota: Más de 700 norcoreanos forman parte del "club" de espías informáticos. Entre ellos, los 50 son los que dirigen operaciones informáticas, la mayoría, fraudulentas.
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