29 jun 2012

Confusión, manipulación y evidencias


 Ayer pude ver en exclusiva este vídeo donde una mujer norcoreana, encolerizada por la mínima atención de la sociedad surcoreana hacia los refugiados norcoreanos y que expresaba que fue ajetreada por el gobierno de Corea de Sur, daba una rueda de prensa en el Palacio de la Cultura del capital norcoreano explicando su motivo de vuelta a su tierra natal delante de los periodistas norcoreanos y por un interrogador ruso. Criticaba la veloz sociedad "sureña" de forma mansa, elogiaba al recién estrenado líder Kim Jong-Un y por último, pedía perdón por abandonar el país cantando alabanzas hacia el líder y observando fijamente los retratos de los dos únicos líderes que hubo Corea del Norte.


 Desde mi propio análisis del vídeo, era demasiado extraño ver a una mujer adulta y saludable dar una multitudinaria rueda de prensa en un país donde la libertad de expresión ocupaba puestos muy preocupantes en los informes anuales que realizaban las organizaciones independientes. Sus lloros y sus temblores repentinos parecían muy ensimismados y pensaba que esto no era de las múltiples funciones teatrales que preparaban el régimen en la sombra. Cuando alzaba los brazos al final del discurso eufóricamente, la meditación era más que visible. 


 La realidad es esta. Se hacía llamar Park In Suk en Corea del Sur y se escapó de Corea del Norte en el año 2006 para ver a su pariente separado desde el fin de la Guerra de Corea. También estaba previsto sacar a sus hijos del país pero el trabajo se había complicado y un día recibió una llamada amenazante de un familiar suyo (también utilizado por el régimen) para que volviera o que sus hijos morirían. Al no poder aguantar la presión volvió a Corea del Norte y tuvo que ser la actriz principal en la farándula escrupulosa del régimen norcoreano. Lo más preocupante es que, después de este vídeo, su vida y la de sus descendientes podrían correr en peligro por defender el afecto materno. 


 Nota: En la pregunta de un periodista sobre la vida en Corea del Sur, ella respondió: "Muchos norcoreanos trabajan como esclavos. No paran de lavar platos, limpiar los baños, atender a montón de clientes en condiciones lamentables. Es una sociedad donde no hay amor. Está podrida y me alegro de estar de nuevo aquí". 

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