Cerca de un terreno situado en río Yalu, fue descubierto un cuerpo perforado con heridas de bala. Era un hombre corriente que se ganaba la vida vendiendo cada gota de su esfuerzo convertido en verduras comestibles en la provincia de Yanben, China. La noche anterior de su muerte, varios testigos oyeron disparos en la zona. Se despertaron y se asomaron por las ventanas que ocurrían. Incluso algunos pudieron ver de lejos a dos hombres trajeados de militares corriendo por las plantaciones. Las investigaciones fueron inmediatas y concluyeron que aquel hombre fue asesinado por esos soldados de Corea del Norte.
La deducción de la policía china es la siguiente: los dos hombres, soldados norcoreanos, cruzaron la frontera para robar verduras suficientes para sustentarse durante un tiempo. La maniobra fue descubierta e interrumpida por el dueño de aquel terreno. El susto y la angustia hicieron que cogieran sus armas y que le disparara hasta que paró de respirar. Sus actos fueron vistos por algunos testigos y avisaron directamente a la policía. El límite de la necesidad hizo que un hombre inocente fuera víctima mortal de la carencia de aquellos soldados. Después de aquel suceso, nadie sabe de la presencia alguna de los verdugos.
El gobierno regional de Yanben, dirigido por el régimen central chino, hizo que aumentara la seguridad en aquella zona, uno de decenas de caminos que los norcoreanos toman para desertar por el aumento de robo de materiales comestibles por los soldados norcoreanos. El plan de escape de los norcoreanos para burlar del hambre y del régimen sigue siendo cada vez una tarea más difícil. Pero en sus cabezas se siguen creando tácticas para la supervivencia. Prefieren dejar la muerte como el último recurso.
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