8 may 2015

El atrevimiento


 Se sabe que todos aquellos que tienen en sus manos el pasaporte surcoreano, no puede pisar el territorio norcoreano excepto si uno dispone de un permiso especial emitido por el Ministerio de Reunificación o de las Naciones Unidas. Aunque sea atravesando por terceros países, a título individual, no es posible acceder al país. Pero la curiosidad humana es infinita y eso conlleva a cometer actos que muchas veces nos hace que arrepintamos después de lo sucedido. Sin embargo, esto no significa que todos los surcoreanos que están retenidos en Corea del Norte lo hayan hecho por voluntad propia porque siempre ha habido casos puntuales de secuestros en el noreste de China por funcionarios norcoreanos. Las víctimas suelen ser, en su mayoría, misioneros que acceden a ayudar a los desertores norcoreanos sin ningún tipo de recurso para sobrevivir.

 Durante estos últimos días se habla mucho sobre el caso de un surcoreano de 21 años apellidado Joo, que ha cruzado la frontera entre el país rojo y el hermético cruzando el río durante el mes de abril. El hombre, que residía en Nueva Jersey (Estados Unidos), dijo a su familia que iba de viaje a China para luego entrar en Corea del Norte. Según la entrevista que hizo con la CNN, la razón de su entrada en el país era mejorar la relación entre las dos Coreas y gracias a ello, podía ocurrir algo "maravilloso". Pero investigando su entorno personal, Joo era un hombre que estaba a punto de acabar su carrera universitaria en Nueva York pero que no encontraba trabajo fácilmente, por lo que cogió depresión y decidió "probar" suerte en Corea del Norte.

 Siempre he defendido la libertad individual de cada uno de nosotros y quien quiera tiene todo el derecho de entrar y salir de Corea del Norte pagando miles de euros (si uno tiene la capacidad económica, claro) por estar unos pocos días ahí bajo la indicación casi asfixiante del guía maniobrado por el régimen y que los beneficios económicos irán al bolsillo del régimen y no para cubrir las necesidades básicas de su población. Pero de lo que no estoy de acuerdo es que la gente piense que Corea del Norte es un país de referencia. Eso es una trampa demasiado deliciosa para los incomprendidos de cualquier sitio del mundo. Porque al final de ese engaño está el daño más falaz que puede haber teniendo consecuencias demasiado dañinas. Y uno de esos ejemplos es la del caso Robert Park.   

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