Un poco más de 10.000 miembros de la seguridad nacional de Corea del Norte siguen vigilando actualmente la frontera entre su país y China para que miles de desertores norcoreanos no puedan cruzar los ríos Yalu y Tumen. La orden de Kim Jong-eun era hacerles desaparecer en caso de pisar el territorio rojo y su efecto se reflejó en la estadística de 2012 y 2013 viendo como el número de refugiados norcoreanos en Corea del Sur descendía llegando incluso casi a la mitad. Y ayer leí una última noticia que dificultaría el trabajo de aquellos anónimos que recorren junto a los que escapan por China y Sudeste Asiático.
La élite norcoreana ha decidido enviar a parte de sus miembros a Tailandia para parar el proceso de envío de los desertores a Corea del Sur secundada por la embajada. Especialmente con los 16 refugiados que acaban de llegar a esa ciudad. Acordemos que Bangkok es el destino preferido de los recién llegados ya que tienen mayor facilidad para recibir apoyo suficiente del Ministerio de Exteriores surcoreano, a pesar de que tienen que estar en el centro de detención de inmigrantes ilegales en dicha ciudad. Aún no se sabe que tipo de estrategia utilizará para parar el proceso que los estudiosos hemos podido ver hasta ahora.
Para que su estrategia no avance más hay tres alternativos según mi opinión. Uno es luchar cara a cara pero sería una opción bastante peligrosa ya que ellos son demasiado hábiles con armas de fuego. La otra sería cambiar de ruta de llegada aunque modificar Tailandia por otros países como Cambodia, Vietnam o Laos es algo que no gustará a las organizaciones pertenecientes. Y la última sería mostrarles billetes de dólares americanos. El soborno, que mordazmente se utiliza también para salvar vidas que estuvieron a punto de desaparecer, es una opción para que esos miembros puedan "traicionar" por un momento a su líder y dejar que los desertores lleguen a Corea del Sur. Todo esto es un juego. El que tenga la mente más espabilada ganará la partida. Y espero que sean las que quieren llegar a Seúl.
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