Habrán pensado que con la construcción reciente de varios parques temáticos en la capital norcoreana y las fotografías de Kim Jong-Eun sonriendo en un edificio donde abruman máquinas de ocio y sus fieles inclinados ante su presencia puede ser un espejismo de modernidad en Corea del Norte, ensombrecida siempre por el socialismo más extremo que impidió el desarrollo del país. Debo daros una mala noticia a todos ustedes. Esto es más que un capricho personal del líder norcoreano y no un símbolo del progreso de ámbito político, económico ni social del país.
Mientras su sueño de construir un mundo particularmente suyo lleno de lujos y "alegrías" está siendo observado y contado por los medios internacionales, las necesidades más básicas de la inmensa mayoría de la población, como siempre, son ignoradas. Se acerca noviembre y por consiguiente, el invierno. Algunos seguirán buscando leña en una montaña sin árboles y las madres seguirán recorriendo mercados para conseguir algo de comida para sus hijos. Otros, desgraciadamente, fallecerán por hambre o enfermedades que fácilmente se pueden prevenir como la gripe o la neumonía. He aquí un claro ejemplo de la incoherencia humana.
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