17 feb 2012

Accidentes no contadas


 En abril de 2004, había dos noticias. Una, la contada y otra, la olvidada. La contada y la expandida por todos los medios de comunicación era el viaje "no oficial" a China del ya desaparecido Kim Jong-Il, cuando el programa nuclear norcoreano era un asunto candente y la tensión entre seis países (Corea del Norte, Corea del Sur, Japón, China, Rusia y Estados Unidos) era más que inevitable. Además de esta noticia, también se contaba al detalle en que hotel se hospedó y Kim era perseguido por los fotógrafos desesperados por tener una instantánea del Kim por todos los sitios que pisaba y eso hacía que el amarillismo estuviera omnipresente que la solemnidad informativa. 

 La no contada era que en la ciudad de Ryongchon, dos trenes fueron colisionados que ocasionó una fuerte explosión y los humos negros invadían cada mínimo espacio de la ciudad. Casi 161 personas han muerto a causa del accidente, entre ellos 76 alumnos de la escuela primaria. Sus mochilas y sus recuerdos más recientes ilustradas en escrituras y dibujos se han despedido repentinamente de sus dueños siendo abandonados en vagones de trenes y en la estación. Miles de personas resultaron heridas, más de 1.800 casas destruidas y otras 6,300 dañadas. Han pasado casi ocho años de aquel suceso y ya casi nadie se acuerda de ello. 

 Algunos medios relacionaron la explosión con el intento de atentado contra la vida de Kim Jong-il. Las coincidencias (ambas noticias sucedieron en el mismo mes) hicieron que levantaran sospechas pero rápidamente se descartó el intento de asesinato contra Kim. Ocho años después, seguramente, sus familiares habrán llorado por sus seres que han perdido la vida en aquella explosión. Habrán consolado sus heridas lanzando una flor en tierra de nadie. Mientras los pasos de Kim eran acosados y curioseados por los fotógrafos, los retratos de las lágrimas de la madre que perdió a su hijo en el tren jamás han sido captados. 

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