Imagen de Chosun TV
Aunque se imagina que Corea del Norte es solamente un país de propaganda milimétrica siendo visibles a militares delgados levantando sus piernas apuntados al cielo, en el interior de su territorio los funcionarios, en este caso, un policía que ayudaba recientemente a los esperanzados que ansiaban escapar del país con rumbo a China. Él trabajaba como la fuerza de orden en la ciudad de Hyesan pero no dejaba descubrir a sus compañeros de trabajo su otro lado que supondría una traición en el país. Era un hombre joven. Tenía unos treinta años y ayudaba a los desertores que querían escapar del sufrimiento causado por el régimen.
Establecía contactos telefónicos anónimos con las organizaciones de los desertores que residían en Corea del Sur. Sus actos disimulados fueron descubiertos por el régimen y fue amonestado y apartado de su labor policial. Pero el hombre siguió con las llamadas con el fin de ayudar a los desertores e inmediatamente recibió una notificación por el régimen a ser castigado severamente en caso de repetir dicha acción. Temeroso del toque de atención, decidió que el desertor fuera él mismo y trató cruzar la frontera durante la noche. Aquellas luces le detectaron y fue inmediatamente capturado por los militares que patrullaban la zona.
Después de la detención, los activistas de derechos humanos intentaron establecer el contacto pero no se sabe nada de él. Las opiniones apuntan que fuera llevado a una cárcel de forma provisional hasta que fuera condenado a ser encarcelado en los campos de concentración existentes en el país o la pena capital al ser un funcionario de cierta importancia. Las desapariciones de los despiertos son frecuentes en Corea del Norte. La libertad que tanto sueñan sigue sin ser encontrada. El régimen, dirigido por la élite, sigue imposibilitando la circulación voluntaria de las personas y la rebelión de los más necesitados en el país parece que está siendo encubierto por el silencio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario