Detrás de esos deslumbrantes e impactantes edificios y rascacielos que manosean con las nubes en China, existen numerosas piernas desplazándose para que no les descubran sólo por venir de un país que establecen amistades "trascendentes" y que sus líderes sonríen delante de las cámaras demostrando cimiento mutuo y artificioso. Cuando se anunció por parte del gobierno surcoreano de la iniciación del decreto, me empecé a imaginar la postura de China. ¿Incomodidad? ¿Desinterés? ¿Apatía? ¿Esto distanciaría una cooperación económica entre ambos países? Muchos interrogatorios no tienen una respuesta conveniente.
Todavía por parte del régimen chino no se ha mostrado supuestos signos de prosperidad. La detención de los norcoreanos "ilegales" sigue "en marcha" con la mirada de los ciudadanos chinos desconocedores del problema. Nada ha cambiado. Hace 8 años, diez detenciones a la semana. Hace un mes, casi la misma cifra. Las estadísticas nos dan un pesimismo apabullante y nos hace pensar: "¿Es que nuestros esfuerzos han sido en vano?". Pero gracias a aquellos pocos pero intrépidos "superhumanos", aquella pequeña luz de certidumbre parece que van a ser mucho más grande de lo que habíamos imaginado.
Casi 1.300 millones viven en aquel inmenso territorio y de ahí, varios millones de inmigrantes son surcoreanos. Aunque no lo quieran, ser el invidente, tal vez para ellos, es la mejor vía de su propia supervivencia y así, evitar la expulsión permanente de China. Cualquier socorro podría ser supervisado por el régimen. Imagínense que un norcoreano recién llegado entra en una tienda regentada por un surcoreano en Shangai. Pide ayuda y que le esconda en un recodo. Algunas situaciones parecen no tener una respuesta concluyente y adecuada para la opinión pública.
Nota 1: Mencionando la situación descrita, ¿qué haría usted?
Nota 2: La inquietud sobre la postura de China respecto a la iniciación del decreto es un debate constante entre las asociaciones y refugiados norcoreanos en Corea del Sur.
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