Cuando la entrada de una agencia de noticias extranjera como Associated Press se introdujo con previo acuerdo en un país demasiado inaccesible como Corea del Norte, la sorpresa era inmediata para todos los estudiosos de la materia. Nadie barajó dicha posibilidad y que las noticias que venían del país lo podíamos ver, hasta en el año 2012, solamente por la KCNA, la agencia oficial. Los que buscaban la veracidad de los hechos lo tenían muy difícil con delegación estatal norcoreana ya que sus contenidos eran demasiado repetitivos, aduladores y peculiares. Recientemente hemos podido ver el especial que han preparado los periodistas estadounidenses sobre Corea del Norte como el trabajo "Road to Paektu" que mostraba fotografías inéditas que tomaron en el camino, pero siempre bajo el control de los funcionarios del régimen.
Tras tres años de funcionamiento en Pyongyang, las primeras quejas llegan sobre AP. Parece que en diciembre de 2014, de manera secreta, el régimen norcoreano llegó a un acuerdo con la agencia estadounidense a poder controlar sobre los artículos que se escribían sobre ellos. Las críticas no pararon contra AP. Desde que se convertirán en una agencia de noticias "Potemkin" de Corea del Norte hasta la desaparición de la objetividad de los escritos. Por ejemplo, uno de los temas donde se hablaron en aquella reunión era no hablar en absoluto sobre su mandatario Kim Jong-eun. Es decir, no narrar ni una crónica crítica sobre su líder.
Cuando salió dicha noticia en diferentes periódicos online, desde AP ha tratado de minimizar esas críticas diciendo que ellos seguirán con el trabajo periódico y que el acuerdo que ellos firmaron con el régimen es bastante contradictorio. Pero para ser realistas, un periodista no oficial lo tiene bastante difícil ejercer su profesión de manera libre en un lugar tan característico como Corea del Norte, un país que ocupa los últimos puestos de la lista elaborada por Reporteros sin Fronteras respecto a la libertad de imprenta. No podemos esperar más allá de lo que están haciendo en la actualidad pero tampoco podemos permitir que Associated Press parezca la marca blanca de KCNA en el futuro. Por nuestra parte, no hay otra manera que desear que la agencia estadounidense siga con el actual trabajo y no formar parte de la controversia porque eso sería un quebradero de cabeza para todos. Lo que podemos hacer ahora es, desgraciadamente, practicar un periodismo veraz sobre Corea del Norte desde fuera de Corea del Norte.
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