12 abr 2014

Ellas, las drogas y la sangre


 Cuando se permitió la compraventa de los objetos, sean comestibles o no, las mayores beneficiadas de esta autorización fueron las mujeres. Muy necesitadas de traer el dinero a casa, cogieron cualquier tipo de alimentos básicos que se encontraba en el alrededor como verduras o comidas hechas por ellas mismas y empezaron a venderlas en rincones apartados del mercado local. Algunas fueron autodidactas en importación de productos chinos y surcoreanos, en su mayoría vestimentas y productos hechos con plástico, y consiguieron de alguna forma expandir por todo los territorios más cercanos junto a su domicilio. Muy pocas consiguieron tener algo de beneficio económico pero la inmensa mayoría, al carecer conocimientos de la ley de la oferta y demanda, comenzaron a buscar otras alternativas. 

 A pesar de la "prohibición" por el régimen, esas mujeres fabricaron drogas sintéticas para que los más pudientes, algunos que eran vecinos suyos, pudieran adquirirlas. Pero aún así las expectativas económicas no eran del todo satisfactorias y como último recurso, algunas abarrotaron el hospital y pusieron una valía a una determinada cantidad de su sangre. Pensaban: "Aún no entiendo porque tengo que llegar hasta este extremo para llevar algo a la boca de mi familia". Con los billetes recibidos, pudieron comprar diez kilogramos de maíz para intentar aguantar el mes. De los diez, siete eran la borona mientras que otras tres estaban compuestas de cáscaras sobrantes y polvo. 

 Todas que consiguieron llegar a Corea del Sur están de acuerdo tras observar los antecedentes históricos de Corea del Norte. Que las mujeres siguen siendo el género más maltratado y vulnerable en dicha sociedad y que cuando los hombres cumplen con el interminable servicio militar (de diez a trece años) o están laborando en el sector minero, ellas cogen a sus hijos precoces en sus espaldas y empiezan a recorrer por la zona para no ser víctima de la inanición. Y que las fallecidas mayores durante la hambruna de los mediados de los años noventa fueron ellas y que desgraciadamente durante estos días, el padecimiento no parece estar lejos de sus lados. 

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