Al genial director surcoreano Kim Ki-Duk se le ocurrió escribir un guión basado en el conflicto existente y la separación de familias en la frontera entre Corea del Norte y Corea del Sur. En la zona desmilitarizada, donde existen cientos de miles de soldados vigilando las 24 horas del día con minas antipersonas y vallas electrificadas, también se puede ver a aquellos adultos mayores quienes buscan agradables nostalgias que tuvieron hace décadas con sus familiares separadas. La historia de esta película estrenada en 2011 es sobre un joven silencioso que cumple favores a cambio de dinero como mostrar los rostros actuales mediante el vídeo de las familias separadas de hace casi sesenta años. Sólo en los filmes como este un hombre puede recorrer 200 kilómetros que separan Seúl y Pyongyang en escasas tres horas.
El mensaje de la película es claro. Como los agentes enviados dirigidos por las instituciones de inteligencia de ambos países no dudan en utilizar todo tipo de métodos violentos para lograr sus objetivos sin pensar en las personas que arriesgan sus vidas para ser libres. Además nos transmite una lección del enfriamiento de las personas por ideologías contrarias que hacen llegar al punto más nervioso incitando al odio hacia el lado contrario. Nos hace reflexionar si la reunificación se prosperaría adecuadamente a corto plazo con las formas de vida de enorme diferencia que suponen estas dos sociedades cumpliendo los deseos de miles de personas que se acercan a diario al paralelo 38.
La película se llama "Poongsan Dog", cuyo título proviene de uno de los perros más representativos de Corea. En Corea del Norte incluso existe una marca de tabaco con el nombre.
1 comentario:
Del mismo director vi su afamada Hierro 3.
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