Eran durante los Juegos Asiáticos celebrados en la ciudad de Busan (año 2002) donde en un rincón del estadio cientos de mujeres jóvenes, buenas cantoras y bien trajeadas de hanboks de colores brillantes daban la bienvenida y animaban al público. La mirada de la gente se fijaba especialmente de su exacta coordinación moviendo la bandera de Corea del Norte y la de península coreana. Muchos durante aquellos años se sorprendían de la libre circulación (aunque bajo permiso del régimen norcoreano y del gobierno surcoreano) de personas de ambos países y decían: "¿Por fin podremos acariciar la reunificación?". Aunque el acercamiento de los habitantes del sur a las animadoras norcoreanas estaba prohibido pero el simple hecho de su corta estancia en su territorio ha supuesto un agrado enorme.
Y de repente, la burbuja de la esperanza explotó y cayó hasta el precipicio más hondo. Cuando una desertora, ex-animadora, habló sobre la situación real de las jóvenes que nos daba aquella imagen de alegría, la opinión pública coreana no lo podía creer. Muchas de ellas que después de estar en Corea del Sur, al volver fueron torturadas y encerradas en los campos de concentración. Algunas de ellas, embarazadas, se le practicaron el aborto forzado. Todas aquellas que iban a Corea del Sur tenían que firmar antes un documento que prometía contar todo lo sucedido durante la estancia en el territorio vecino. No fueron desobedientes pero a los controladores no le parecieron "suficientes" sus declaraciones e inmediatamente las aprisionaron. Según el testimonio de la desertora, muchas mujeres morían de hambre y cogían cualquier ser vivo como una rata para compartir entre las compañeras de la celda.
Además de los Juegos Asiáticos de 2002, las bellas animadoras norcoreanos también participaron en los Juegos Universitarios celebrados en Daegu en 2003 y en los Campeonatos Asiáticos de Atletismo de Incheon en 2005. Habían desplazado hacia un sitio que era un mundo diferente por las convocatorias del régimen. Sus cálidas, alegres e inocentes rostros se sorprendían tímidamente ante un teléfono móvil y enormes televisiones instaladas por las calles de las ciudades que visitaron. Al volver a sus casas, fueron víctimas de iniquidad del régimen y sus familiares no han podido saber nada de ellas. Esta entrada del blog es dedicada a ellas, desaparecidas injustamente y que algún día sus lamentos serán escuchados.
Nota 1: No existen datos cuantitativos de la muerte de las animadoras. Han contado hasta 21 desapariciones pero las estimaciones dicen que pueden ser mucho más.
Nota 2: Esto es un vídeo de las animadoras norcoreanas en los principales eventos deportivos celebrados en Corea del Sur.
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