Hemos oído decenas de veces noticias agoreras sobre la situación de las personas que padecen minusvalía en Corea del Norte. La Comisión de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas presentaba tímidamente pero de manera preocupante el trato que recibían los discapacitados en el territorio norcoreano y diversos medios occidentales alertaba sobre la existencia de campos de concentración de los minusválidos con condiciones infrahumanas. La presión internacional podría haber influido al irrompible régimen norcoreano de mejorar los derechos de aquellas personas que hasta ahora no tenían voz. La creación de un centro cultural paralímpico ya es realidad en la capital norcoreana, pero sin saber de forma concreta su funcionamiento cotidiano.
Fue en Roma 1960 cuando se inauguró por primera vez unos Juegos Paralímpicos aunque hasta ahora no han tenido relación alguna con la delegación de Corea del Norte. Después de tantos años de esfuerzo de miles de personas anónimas y asociaciones independientes, Corea del Norte mandará en Londres 2012 a su primer y único atleta paralímpicos en estos Juegos. Estaba previsto mandar a dos atletas en tenis de mesa, dos en natación, uno en boccia y otro en maratón sobre ruedas. Pero al no poder participar en competiciones clasificatorias solamente obtuvo una invitación para un solo atleta (en natación) por el Comité Paralímpico Internacional.
Algunos de los atletas habían entrenado en China para formar parte de esta fiesta deportiva más grande que conocemos pero al final la tardía gestión de las administraciones centrales norcoreanas hizo que aplazara su sueño de lograr una medalla para los siguientes Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro en 2016. Pero todo el proceso que han caminado podrá ser un nuevo comienzo para los atletas y así, lograr su objetivo: ser mejor deportista.
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