Parecía que en Corea del Norte, el uso del teléfono móvil estaba absolutamente prohibido pero con la grata sorpresa, el número de los usuarios de este aparato se ha disparado en los últimos años. Casi 200.000 personas hablan a diario con los teléfonos móviles. En Corea del Norte, estos aparatos son denominados como "teléfonos de mano". En las principales ciudades del país, existen varias tiendas especializadas en aparatos de telecomunicaciones y los jóvenes de 20 a 30 años son los que más se sienten curiosidad a esta "maquinita" que cabe en la palma de la mano.
¿Esto significa que en Corea del Norte se está abriendo al mundo exterior y es posible intentar contactar con gente de otros países? La respuesta es un no. Cada conversación, cada palabra, cada susurro está controlado férreamente uno a uno por el régimen central. Si en una conversación se oyen temas incómodos, aquella persona es inmediatamente detenida por alta traición hacia el régimen y enviado a prisión. Sólo se pueden oír frases como: "Hola, ¿como estás?", "Hoy he levantado de la cama pensando en nuestro gran líder", "¡Que buen día hace hoy!, "Te veo en la plaza para la ofrenda floral diaria", etc.
El acceso al teléfono móvil no es asequible para todos. La inscripción a estos aparatos ronda alrededor de 800 dólares americanos y cada mes hay que pagar una cuota de 100 dólares. El teléfono móvil no se da en el acto sino hay que esperar la aprobación del régimen. Para que sea aprobada hay que saber el conocimiento básico de estos aparatos y no tener antecedentes penales. Estos "teléfonos de mano" son accesibles principalmente a la gente con poder adquisitivo altísimo o comerciantes influyentes dentro del país. Aunque se haya introducido por fin la telefonía móvil, la vida monótona norcoreana sigue igual. Parece ser que el cambio va a un ritmo cada vez más lento.
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