Sin un permiso de viaje, un norcoreano no puede viajar. Pero esto no significa salir del país sino subir a un medio de transporte. Si coges un tren y vas a una ciudad situado a 200 kilómetros, es imprescindible tener un permiso de viaje. Algunos cogen la vía más rápida para poder viajar: sobornar a los encargados de estos permisos con una "pequeña" cantidad de dinero o un regalo de valor. Esa "pequeña" cantidad de dinero supone todo el salario mensual de un trabajador normal. Los vendedores son los que dan el soborno por ser los viajeros frecuentes.
Para pedir formalmente un permiso de viaje se tiene que rellenar una solicitud con dos semanas de antelación. Un viajero tiene que llegar a tres fases obligatorias (que cuestionan desde las relaciones personales hasta preguntas relacionadas con el ámbito laboral) para que pueda tener el permiso tres días antes de viajar. Una vez viajado y llegado a su destino también es sometido a múltiples preguntas por los responsables. Según ellos, es cuestión de "seguridad".
Hay personas que cogen medios de transporte sin el permiso. Si no te han descubierto, ha sido un día de suerte pero si no lo ha sido la multa suele ser de 500 wons. Pero el problema no acaba ahí, es probable que te lleven a una sala de conversación y que te torturen verbalmente hasta que estés agotado mentalmente. Es la razón por la cual la gente no arriesga y recurre a la obtención del permiso de viaje.
Nota: Los mejores materiales para sobornar suelen ser cajetillas de tabaco, varias botellas de alcohol o varios kilos de arroz. Aunque lo que más piden ahora es dinero en efectivo.
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