Parecía que el servicio y las infraestructuras de los trenes habían mejorado con los años, pero la realidad era muy distinta. Los vagones de los trenes presentan indicios de desgaste para poner en marcha su normal funcionalidad. Junto a este asunto se suma al de los edificios de las estaciones que están demasiado destartalados para atender adecuadamente a los clientes, que poco a poco van reduciendo. Los raíles son de acero sólo en algunas estaciones más modernas (en la capital y en otras ciudades principales). En la mayoría de las zonas, los raíles están hechos de madera.
La velocidad de los trenes es insuficiente para satisfacer la demanda de los clientes. Para llegar a una distancia aproximada de 300 kilómetros suelen tardar de ocho a diez horas. En algunas estaciones es posible ver vagones, propio de los años cincuenta abandonados sin posibilidad de reutilización. Miles de niños juegan en estos vagones vacíos después de terminar las clases en las escuelas. Juegan al fútbol o al escondite. Intentar recuperar por ellos mismos una escondida satisfacción y dejando a un lado la dura infancia que atraviesa.
Los clientes más utilizados de estos vagones suelen ser comerciantes que cargan cantidades de mercancías en destino a otras ciudades. Pero con el tiempo, el precio de las entradas del tren ha subido y son muchos quienes optan por otro medio de transporte mucho más hacedero. La gente común suele utilizar el tren en casos excepcionales ya que una entrada de tren cuesta alrededor de 1200-1500 wons (casi medio sueldo de un trabajador normal). Muchos recuerdan aquellos tiempos cuando casi la mayoría subía a los trenes con unos precios asequibles para ver a su familia.
Nota: Existen trenes que van más allá del territorio norcoreano pero es disponible sólo para una pequeña minoría. Se necesitan permisos especiales del régimen para salir del país.
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