Los vendedores golpean suavemente las puertas de las casas y preguntan si tienen ropa usada. Si las tienen lo meten en un saco grande y golpean la siguiente casa a por más ropa. Son vendedores de edad mediana que se dedican a recoger ropa usada yendo casa por casa. Aceptan cualquier tipo de ropa: vestidos, pantalones, camisas, corbatas, camisetas, calcetines, zapatos, etc. Una vez recogidas, son revisados con atención uno a uno. No suelen tirar excepto si son muy inaprovechables para venderlos en el mercado posteriormente. Una vez analizados, dividen por tipo de ropa, lo llevan y venden directamente al mercado.
También hay vendedores que arreglan las imperfecciones de la ropa usada cosiendo pequeños agujeros o poniendo botones. Pero antes los lavan en agua fría para que la ropa tenga mayor aguante y precisión posible. Tratan de satisfacer las necesidades de los clientes ofreciendo el mejor servicio posible convirtiendo las ropas usadas en ropas casi nuevas y aseadas. El precio de estas ropas es, lógicamente, mucho más bajas que las ropas nuevas expuestas en las tiendas pero los costos son adaptados depende de la situación económica de cada urbe.
Estas ropas se suelen vender en grandes ciudades como Pyongyang, Pyongseung o Hamhung. Las personas dedicadas a este trabajo suelen tener grandes ingresos con las ventas. También se adaptan a las necesidades de los demandantes. Por ejemplo, si una señorita quiere una camiseta de color amarillo, al siguiente día, lo tiene disponible. Si un señor quiere un vestido de tamaño mediano y de color añil, en pocos días ya lo tiene en sus manos. Cada día, los clientes se dirigen a estos vendedores ya que ofrecen un servicio excelente y exquisito con un buen precio.
Nota: La cifra de los vendedores de ropas usadas han aumentado de manera considerable en los últimos años. Creen que puede ser la mejor vía para salir de la pobreza extrema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario