El servicio del autobús, es más bien, escaso. Hay muy pocos autobuses para tantas personas en las ciudades principales de Corea del Norte. Es frecuente ver a todos los autobuses llenos de personas y mercancías que tienen que parar varias veces para evitar problemas técnicos. Por ejemplo, en vez de llevar a 80 personas la cual es la capacidad máxima en un autobús, llevan a 120 personas. Son muchos quienes se desmayan por falta de aireación o simplemente aguantan la respiración en diminutos soplos. Millones de personas aún siguen yendo en pie o en bicicleta para desplazar al trabajo ya que el servicio de autobús es relativamente nuevo para la mayoría de la población.
El control de los servicios del autobús no está en manos del régimen. Este servicio nace gracias a la cooperación de una empresa china especializado en servicios de transporte junto con una empresa local de transporte respaldada por el régimen. Pero la mayor parte de los beneficios obtenidos se queda en manos de los dirigentes. Los autobuses son, en su mayoría, carros utilizados en los países occidentales durante los años 70. El régimen no ha sabido modernizar el sistema de transporte y la demanda de este medio ha disminuido.
Los usuarios más activos de este medio de transporte suelen ser comerciantes ya que llevan cantidades de mercancías y llevan al mercado para su posterior venta. Además, existen autobuses de larga distancia pero los servicios son tan ineficaces que es obligatorio hacer varios transbordos para llegar a un destino determinado. Para los norcoreanos, el medio de transporte más utilizado sigue siendo el tren ya que tiene más historia que el autobús y la gente está más acostumbrada a ello, aunque estos dos medios están muy deteriorados desde la calidad de las maquinarias hasta los servicios efectuados.
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