Hasta los años noventa se valoraba altamente el trabajo y la dedicación de los educadores. Los/as docentes enseñaban a sus alumnos/as implicando la importancia de aprender y repetían cada día que sólo la educación podía hacer que las personas podían alcanzar sus metas y objetivos. Era una técnica de enseñanza para que los estudiantes sepan por ellos mismos el valor de la educación. Durante aquellos años, la educación estaba en su parte más activa en la sociedad norcoreana.
Pero con la gran crisis alimentaria, la importancia de la educación fue bajando bruscamente. La calidad educativa norcoreana está siendo pisoteada y los profesores, en vez de enseñar con dedicación, obligan a sus alumnos a memorizar textos interminables y difíciles. Este proceso se repite una y otra vez cada día que los alumnos tienen menos ganas de ir a las escuelas para aprender. Muchos de ellos, víctimas de fracaso escolar y del temor de los profesores incompetentes, acaban en la calle dedicando a recoger basura o con más suerte, trabajando en las minas próximas tragando sustancias tóxicas en inmensas cantidades. Al final, estos pequeños principiantes mineros acaban contrayendo enfermedades respiratorias graves, pasan el día derribado en el suelo y observando, con la mirada perdida, la puerta principal de su casa.
Nota: Pocos profesores son capaces de inculcar a sus alumnos con su forma de enseñar de calidad mientras que la mayoría de los docentes siguen el pésimo modelo de "memorizar-escribir".
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