En todos los rincones de los mercados de Corea del Norte hay pequeños restaurantes dispuestos a servir los mejores platos de arroz con tofu y bebidas alcohólicas. Cada restaurante conoce quienes son sus clientes habituales y preparan para ellos los ingredientes de mejor calidad para que vuelvan una y otra vez. Estos restaurantes, además de preparar estos platos, también se dedican a elaborar grandes cantidades de tofus (queso de soja). Los restaurantes que llevan al frente la tradición, fabrican cada día unas 150 piezas de tofus para que luego sean mezcladas con el arroz y verduras. También se elaboran bebidas alcohólicas, pero lo hacen a escondidas para no ser descubiertas del control "microscópico" del régimen.
En las distintas universidades de carácter privado pero con total dependencia del régimen, situados en la provincia de Hamkyung-Norte, hay pequeñas casetas-restaurantes que esperan clientes universitarios ofreciendo los mejores platos de aquella zona. La mayoría de los estudiantes no pueden costear el alto precio de la comida de la residencia de los estudiantes y vienen a estas pequeñas casetas donde las señoras ofrecen las comidas mucho más equilibradas nutritivamente y más asequible económicamente. En estos sitios también se elaboran los tofus y las bebidas alcohólicas por cuenta propia.
En estos pequeños restaurantes se reúnen gente de todo tipo por un plato de arroz con tofu: gente trabajadora con arrugas muy ostensibles, gente desempleada que vaga por las calles todo el día hasta que encuentran estos sitios y hablan y comen con sus amigos, estudiantes que buscan opciones alimentarias alternativas mucho más asequibles para ellos, señoras que han quedado entre ellas para comer y establecen conversación de diversos temas. Estos pequeños espacios es donde la gente común deja por un lado sus incómodas preocupaciones y entran en el mundo del arte de la conversación con sus seres cercanos.
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