El hombre carbón coge su carroza y empieza el día. Cada día circula por las aldeas, por los pueblos en busca de tener algo para comer ofreciendo carbón a los vecinos. Hay días buenos y días malos. Pero estos días, nadie quiere comprar carbón. El hombre carbón toca la puerta a puerta y pregunta:
- Señor, ¿quiere carbón?
- No puedo. Vuelva otro día.
- Muy bien. Que no pase mucho frío.
Cada día se levanta a las 4 o 5 de la madrugada en busca del carbón. No tiene guantes ya que no se puede permitírselo, se dirige al mercado local y empieza a gritar:
- Carbón, carbón, tengo carbón! Tengo carbón barato!
Pasan horas pero nadie las compra. El hombre carbón no lo entiende. Pregunta al señor de al lado:
- Oiga, ¿por que nadie compra carbón?
- Porque no pueden. La gente aguanta el invierno como sea. Si la gente no tiene dinero para comprar maíz, como para comprar carbón!
- Y como combatirá el frío?
- Como pueda. Algunos seguramente morirán, pero no te preocupes, somos fuertes, sobreviviremos!
Hoy tampoco ha sido un buen día. El hombre carbón coge su carroza y se dirige a su casa. Su mujer y sus dos hijos le están esperando. Hoy sólo pueden cenar un poco de caldo de verduras y algo de maíz. Espera que el día de mañana sea mejor día que hoy.
Nota: Los "hombres" carbón han aumentado considerablemente debido al aumento del desempleo que comenzó en los años 90. Estos hombres venden carbón en invierno y cualquier otro producto (sean vestimentas o huevos) en verano.
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