Según los datos de la ONU, un norcoreano gana aproximadamente mil dólares al año. Aunque la medición del PIB se trata de la suma de consumo, inversión, gasto público y exportaciones, y de ahí deduciendo las importaciones, en el caso de Corea del Norte suele ser más peculiar ya que no tienen una actividad (excepto algunas espontáneas) determinada que beneficie al país. La desigualdad en Corea del Norte es profundamente amplia pero son ocultadas antes nuestras visiones. El salario medio de un funcionario norcoreano suele rondar entre los 2.000 wons y 3.000 wons al mes. Un minero, que suele trabajar más de 12 horas diarias, tiene que llegar a trabajar un 300% de su capacidad física y mental para llegar a ganar entre unos 20.000 wons y 30.000 wons.
La sequía y las inundaciones son producidos a mediados del año (especialmente en verano) y son los obstáculos principales para el acceso de la comida de la población norcoreana. Además estos fenómenos naturales son las causas principales de la subida vertiginosa de los precios de arroz. En el mes de junio, un kilo de arroz suele rondar los 500 wons, en agosto, unos 800 wons y en septiembre, 1.000 wons. Y ustedes preguntarán, si un trabajador gana 3.000 wons al mes y el kilo de arroz cuesta 1.000 wons en septiembre, sólo podrán comprar tres kilos para todo un mes. Si ponemos un ejemplo, en Corea del Sur, una familia de cinco personas consume en dos días los tres kilos de arroz.
Toda esta distribución alimentaria lleva a la población norcoreana a la desesperación. Los robos por un trozo de pan o torta de arroz es frecuente en los mercados de las ciudades. Cientos de niños recogen con bolsas de plástico los restos que han dejado la gente de su comida o simplemente cogen un trozo de pasta ahumada entremezclados entre la arena, empiezan a chupar y finalmente, tragan. Y cuando son perseguidas por las fuerzas de seguridad, yacen en el suelo del salón de su casa y entran en un profundo sueño hasta que, en algunas ocasiones, no se levantan por debilitamiento extremo.
La sequía y las inundaciones son producidos a mediados del año (especialmente en verano) y son los obstáculos principales para el acceso de la comida de la población norcoreana. Además estos fenómenos naturales son las causas principales de la subida vertiginosa de los precios de arroz. En el mes de junio, un kilo de arroz suele rondar los 500 wons, en agosto, unos 800 wons y en septiembre, 1.000 wons. Y ustedes preguntarán, si un trabajador gana 3.000 wons al mes y el kilo de arroz cuesta 1.000 wons en septiembre, sólo podrán comprar tres kilos para todo un mes. Si ponemos un ejemplo, en Corea del Sur, una familia de cinco personas consume en dos días los tres kilos de arroz.
Toda esta distribución alimentaria lleva a la población norcoreana a la desesperación. Los robos por un trozo de pan o torta de arroz es frecuente en los mercados de las ciudades. Cientos de niños recogen con bolsas de plástico los restos que han dejado la gente de su comida o simplemente cogen un trozo de pasta ahumada entremezclados entre la arena, empiezan a chupar y finalmente, tragan. Y cuando son perseguidas por las fuerzas de seguridad, yacen en el suelo del salón de su casa y entran en un profundo sueño hasta que, en algunas ocasiones, no se levantan por debilitamiento extremo.
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