Aquella gloriosa época donde el equipo de fútbol de Corea del Norte alcanzó los cuartos de final en unos Mundiales (Inglaterra 1966) es recordado puntualmente por sus habitantes y la vuelta que supuso a dicho campeonato después de 44 años (Sudáfrica 2010) dio entusiasmo por el fútbol pero de forma parcial por los resultados insatisfactorios al perder tres encuentros en su grupo. La clasificación de Corea del Norte para Brasil 2014 no pudo ser una realidad y la curiosidad de los ciudadanos que acechaba por el considerado deporte rey tenía que ser junto a la pantalla gigante que se instaló en la plaza principal de Pyongyang. Pero con varias condiciones. Observar las jugadas del balompié en silencio o casi murmurando y sin ver la retransmisión de partidos de Corea del Sur o Estados Unidos.
Pero interés de algunos por ver los encuentros de Corea del Sur era innegable. Y era posible verla en ciudades fronterizas con China como Sinuiju o Hyesan donde se podía captar señales de la televisión china. El empate ante Rusia generó expectación que involuntariamente un hombre celebró el gol de Corea del Sur lanzando un grito. Horas después, fue retenido por los guardias de seguridad sin poder saber algún rastro de ese hombre. Otros prefirieron ser más discretos y vieron el primer encuentro de Corea del Sur ante Rusia en silencio. Si salía el gol, ni siquiera aplaudían. Simplemente golpeaban de júbilo el abdomen con la palma de sus manos. Si el norte del país captaba señales de los medios de comunicación de China, en Pyongyang y Nampo, algunos habitantes conseguían ver el partido captando señales de Corea del Sur con un televisor japonés.
Aún queda por ver dos encuentros de Corea del Sur. Si consigue clasificarse a la siguiente ronda, pues sería más veces. Mientras que la mayoría trata de esquivar la observación agónica del régimen comentando entre ellos solamente los partidos de la selección como la española (ya eliminada), alemana o brasileña, unos cuantos esperan el domingo para oscurecer el salón, coger unas mantas para cubrirse el cuerpo y encender el televisor japonés. Si se oye algún golpe silencioso en dichas casas, significaría que Corea del Sur habrá metido algún que otro gol tratando de llevar a la victoria la batalla deportiva de los 90 minutos en el estadio de Beira-Rio, Porto Alegre ante la selección de Argelia.
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