Hace algunos días, el régimen norcoreano anunció la posibilidad de enderezar las relaciones con el gobierno japonés y se han reunido en Estocolmo para empezar con las negociaciones sobre el tema de los secuestros que produjo durante seis años (1977-1983). Pero la pregunta es si Corea del Norte cumplirá su promesa de colaborar activamente a reducir el dolor de los familiares de japoneses cuyo paradero en el país sigue siendo una incógnita. Aunque yo barajo otra posibilidad un tanto pesimista si hablamos sobre el régimen. Que podría ser una maniobra para conseguir más ayuda financiera o humanitaria por parte de Japón a cambio de facilitar de manera cortada la información de los japoneses secuestrados ahí.
En 2002, cuando el entonces primer ministro japonés Junichiro Koizumi prometió a Kim Jong-Il que iba a dar una cantidad más que suficiente como para salvar la economía norcoreana bloqueada por su práctica habitual alejada del escenario mundial si pedían perdón a los familiares y traer los restos óseos de los fallecidos a Japón junto con los certificados de defunción. El intercambio de favores parecía que iba a un buen camino hasta que dos años después, durante la prueba de ADN de dichos restos, los resultados eran distintos. Eran huesos de norcoreanos, posiblemente de personas corrientes víctimas de inanición. El enfado de los japoneses fue inmediato y cortó rápidamente la ayuda financiera distanciando aún más la relación entre estos dos países.
Dudo que Kim Jong-Eun tenga constancia alguna sobre estos sucesos. Aunque su deber sería apresurar de lo más veloz posible para quitar aquella espina que su padre clavó a aquellos inocentes por secuestrar a sus descendientes o hermanos. El resultado de la colaboración, acordado al finales del pasado mes, se verá en cuestión de meses o quizá años. El tiempo sigue avanzando y ahora ya nadie parece recordar de aquellos sucesos que ocurrió en diversas prefecturas del país. Esperemos que la reunión se celebre, como es el caso de las familias separadas en Corea, lo más antes posible. Pero el movimiento del régimen me hace convertir en un desmoralizado.
Nota: El siguiente vídeo es un cortometraje de animación que habla sobre el caso de Megumi Yokota, una de aquellas mujeres japonesas secuestradas por el régimen durante décadas anteriores.
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Segunda Parte
Tercera Parte
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