Boris Yeltsin junto al ex presidente de Corea del Sur, Kim Young-Sam en junio de 1994
Cuando el destino de Rusia depende actualmente de las decisiones de Putin y quizá, algún desvarío que a veces le ocurre al actual mandatario que ya destacó desde su época de la KGB, su posición hacia Corea del Norte se mantiene, de algunas formas, neutra respecto a su antecesor Boris Yeltsin. Las opiniones de los rusos hacia Boris pueden ser diversas. Desde que ha sido el máximo responsable de dejar caer a la Unión Soviética y que haya perdido el estatus de la única superpotencia que podía lidiar a Estados Unidos; hasta el que dirigía para que Rusia abrazara al capitalismo y que una nueva forma de ideología podía también aterrizar en la Unión Soviética, a parte del comunismo. Es cierto que el índice de corrupción aumentó durante su mandato que muchos decían: "Esto con la URSS no pasaba". Y aquel cambio repentino del rumbo sigue teniendo consecuencias en la materia de desigualdad económica y social en ese país.
A pesar de estos calificativos que recibió Boris en su país, tuvo en mente en mantener una muy buena relación con Corea del Sur porque personalmente no le gustaba Corea del Norte. Muchos ciudadanos surcoreanos pensaron que a pesar del "cambio" del país, ellos, los rusos, seguirían apoyando a Corea del Norte. Y el régimen norcoreano tenía a su favor la tergiversación de la historia sobre la Guerra de Corea haciendo saber al mundo entero, mediante la propaganda, que el verdugo de aquel acontecimiento que ocurrió en la península ha sido Corea del Sur. Sin embargo, Boris Yeltsin pasó a la acción revelando documentos secretos relacionados con la Guerra de Corea como la conversación entre Kim Il-Sung y Stalin y que todo empezó mediante la querencia de Kim de atacar Corea del Sur a mediados de 1950. Además, rompió definitivamente los acuerdos de confraternidad que tuvieron Corea del Norte y la Unión Soviética durante décadas.
También pidió perdón por el atentado de Korean Air 007 que ocurrió en 1983 y que fue ejecutado por agentes soviéticos cuyo resultado fue la muerte de los 269 pasajeros en ese avión. Entregó la caja negra relacionado con aquel incidente. Su insistencia en cortar todo tipo de relación con Corea del Norte también derivó de alguna manera que la ayuda económica rusa se parara y que originara la hambruna de los años 90 en el país. Pero tenemos que dar la cuenta que los factores más importantes relacionado con la hambruna ha sido el error humano por parte del régimen y las condiciones meteorológicas negativas. Sin embargo, como dato importante, la transición apurada de la Unión Soviética a Rusia hizo que muchos ingenieros de aquel país se quedaran en condiciones de precariedad. Eso hizo que Corea del Norte trajera a estos hombres a su territorio con el fin de aportar a fabricar los misiles que siguen prosperando a cambio de un sueldo que rondaba los ocho mil dólares al mes y alojamiento de gran exclusividad. Entendemos que, en el mundo diplomático, la estrategia es un punto fundamental para obtener el mayor interés del tipo que sea. Y la historia actual nos lo ha mostrado, en este caso, un final agridulce por parte de este hombre que en su país sigue siendo tratado como un indigno.
Nota 1: En septiembre daré noticias relacionadas con el segundo libro (teatro) "Los obstáculos". Se hará presentaciones y esperemos que pronto lo veamos en algún escenario de España.
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