6 abr 2014

El primer contacto


 La "Marcha del Sufrimiento", que coincidió con la muerte repentina de Kim Il-Sung, hizo que millones de norcoreanos rompieran su relación con el ritmo de vida conservadora socialista que basaba principalmente en el reparto de bienes básicos administrados por el régimen. Incluso cuando la grieta de la Guerra Fría era muy visible en los finales de los años ochenta, la élite política del país pretendía no romper con su modus vivendi habitual y que el hundimiento de la Unión Soviética y su posterior contagio hacia los países que estaban agarrados al comunismo no les iba a afectar. Hasta que ocurrió una de las épocas más oscuras y ciertamente duraderas en su territorio.

 Según sus cálculos "oficiales", más de 330 mil de desaparecidos por la hambruna. Según otros datos, más de tres millones de fallecidos por la ineficacia del régimen de resolver dicho problema. Entonces empezó el primer contacto de las personas desesperadas con la función de vender y comprar objetos. Y a un ritmo impresionante. Tanto que el mismo régimen tuvo que dar permiso para que puedan garantizar la supervivencia a todos aquellos que sacaban piezas inutilizables. Experimentaron como los billetes eran suyas y que el dinero que convirtió en una inquietud. Y para algunos, el ansia de conseguirlo más billetes y garantizar la estabilidad de su familia se tradujera con el escape a China.

 Los que consiguieron pisar Corea del Sur vieron un mundo muy distinto a lo suyo. La capital era visible en cada esquina de la sociedad y sus ojos veían muchísimos objetos que quería adquirir para hacerlo suyo. Quizá sea el primer abrazo con el capitalismo fue en aquel momento y se sienten acomodados aunque siempre le queda aquel difícil deber de adoptarse en un nuevo mundo. Y durante estos días, mientras que el régimen norcoreano transmite por los medios de comunicación los provechos que pueden haber bajo la sombra del socialismo, parece que los habitantes, en su inmensa mayoría, ya han cambiado de concepción para subsistir. Eso para Kim Jong-Eun, en su opinión, cree que es desafiarle y empieza a asustarse.  

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