Esta entrada fue escrita por Rafael Santiago. Es su primera colaboración con el blog.
Mi curiosidad sobre Corea del Norte comenzó hace mucho
tiempo, pero no fue hasta 2011 cuando la curiosidad se transformó en un interés
importante. Ese mismo año profundicé mis estudios con un Máster
Economía y Relaciones Internacionales y mi curiosidad por el aislado país
explotó y evolucionó a mayores cotas. Desde entonces leo todo lo que cae en mis
manos y procuro estar al día sobre todo
lo que ocurre al otro lado del mundo.
Es cierto que mucha de la literatura que leemos sobre Corea
del Norte sigue el mismo patrón pero por suerte hace poco pude visionar un
documental diferente que llamó poderosamente mi atención. Se trata de “The
Propaganda Game” de Álvaro Longoria.
Aunque acata los requisitos universales que se imponen a
cualquier medio extranjero sobre la compañía y/o vigilancia omnipresente de su
tutor norcoreano, lo que sí es cierto es que el director del documental goza de
una extraña “libertad” que hasta ahora no se había visto: La actitud de los
individuos del régimen que le acompaña en todo momento parece menos agresiva y
estricta, presentan un comportamiento más relajado y distendido. No sabemos si
es causa o consecuencia de éste hecho que el documental presenta una nota de
color que pocas veces se ha visto sobre este tema.
Resulta imposible ver algún fotograma y no acordarse de
algún capitulo o detalle literario.
Por ejemplo, la influencia del cine como medio de difusión
propagandística en el país queda reflejado de forma magistral en “Producciones
Kim Jong-Il presenta…” de Paul Fischer o
el propio autor de “Evasión del campo 14” aparece en el propio
documental. La aparición de Barbara Demick es una agradable sorpresa, pues la
periodista es una de las personas que mejor conocen el hermético país: Su libro
“Querido líder” es una obra indispensable, y uno de mis favoritos junto con
Pyongyang de Guy Delisle.
El análisis
geopolítico que se realiza en la parte final es lo más destacado del
documental. Se analizan los intereses de cada uno de los países que tienen voz
y voto en el conflicto (los conocidos como diálogos a seis bandas) es decir,
las dos coreas, China, Rusia, EEUU y Japón.
La conclusión es desoladora. Los únicos y más interesados en
que se rompa el statu-quo son los que tienen menos poder y capacidad para
lograrlo. Los propios norcoreanos.
PD: Este es el trailer de la película nominada a los premios Goya y a los premios Platino en la categoría de mejor largometraje documental.
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