23 jun 2011

Los desplazados (Parte 12: El alto coste de la libertad)


 Seas hombre o mujer, ser un norcoreano e intentar escapar de tu país porque vives en la más absoluta miseria tiene un coste muy elevado. Miras a muchos como tú atravesar aquellas fronteras que tienen alturas inalcanzables para un ser humano. Utilizas cualquier medio posible para cruzar hacia un posible paraíso que tanto te han comentado, donde quieres ver a tus hijos correteando en zonas donde no os tienen que vigilar constantemente y que te priva de tu dignidad. No eres el único quien quiere escapar de tu país. Ves alrededor y son demasiados que quieren lo mismo que tú. 

 Ayer has visto una cosa que no podrías olvidar durante el resto de tu vida. Has sido testigo de una matanza y del entierro a escondidas de varias mujeres por parte de los soldados insensibles, ordenados por el régimen. Ves como esas indefensas mujeres, que parecían tener neumonía por falta de defensas en sus organismos, reciben un apaleamiento de forma tan cruel sólo por intentar expresar lo que sentían. Ves a varios hombres disfrazados de intermediarios de personas que junto a los soldados las llevan a una montaña, la matan y la entierran. Intentas parar como pueda pero no puedes gritar ya que te descubrirían y harían lo mismo a ti que como hicieron a ellas. Lloras en el silencio. No puedes hacer nada. No tienes más remedio que seguir tu camino y conseguir de alguna manera tu propia libertad. 

 Nota: Las mujeres que padecen de enfermedades y que son vendidas en la frontera entre Corea del Norte y China, tienen más posibilidades de ser asesinadas sólo por su mal estado de salud. 

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